No te sientes atractivo o atractiva, tienes la sensación que la gente te ve feo o fea… No, tú no eres el patito feo del cuento. Esta visión deformada de tu cuerpo y de la opinión de los demás puede ser efectivamente una enfermedad: la dismorfofobia. Lee antes de optar por la cirugía estética o de encerrarte en casa…
¿Te sientes horroroso y, a pesar de las artimañas y las estrategias desplegadas, te resulta imposible aumentar tu autoestima? ¿Y si todo está en tu cabeza?
Miedo de uno mismo
Tal y como su nombre indica, la dismorfofobia es una fobia, pero no tiene nada que ver con el vértigo, las serpientes o las arañas. Aquí, lo que te aterra de forma irracional es tu propio cuerpo. En efecto, todos nosotros tenemos, en algún momento u otro, ciertos complejos con los pies, la cintura, la nariz, los pechos… Pero el problema sucede cuando esto se convierte en una obsesión. Aquella o tal parte del cuerpo se convertirá en deforme cuando tú la mires, ya sea la nariz, las nalgas, los pechos… Y esto se transformará en la sensación que los demás sólo ven eso de ti y cuchichean sobre ello a tus espaldas. No habrá un día que pase sin que pienses en esa parte de tu cuerpo que te resulta “vergonzosa”. Llegados a este punto, el problema se convierte en un verdadero obstáculo social.
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