El Día Internacional de la Amistad fue promovido por una persona con una visión sencilla pero profunda: que las fuerzas de la animosidad y el odio en nuestro mundo no se comparan con el poder del espíritu humano.
Tuve la oportunidad, a principios de este año en el Paraguay, de elogiar a ese pionero, el Dr. Ramón Bracho, por su convicción de que, así como la amistad tiende puentes entre las personas, también puede fomentar la paz en nuestro mundo.
En este video Anthony quiere saber que parte del cuerpo las mujeres ven cuando lo encuentran. Cuatro cámaras ocultas son colocadas en su cuerpo para llevar a cabo este experimento: una cámara en la entrepierna, una cámara de bíceps, una cámara en su trasero y una cámara de lentes (por lo que el espectador puede ver siempre lo que Anthony está mirando). Todos los vídeos están grabados en DVR de alta definición que se colocan en la mochila de Anthony.
Hace poco recibí un afligido correo electrónico de un amigo cuya novia acababa de terminar con él. Tenía una pregunta urgente: ¿cómo podía quitársela de la cabeza y no llamarla ni escribirle?
Por un momento no supe qué decir. ¿Qué consejo podía darle para superar una de las peores experiencias en la vida, perder a su pareja? ¿Qué lo ayudaría a canalizar su energía en actividades positivas y productivas?
No es ningún secreto que cuando perdemos a una pareja, de repente, a pesar de nuestras mejores intenciones, somos presa de pensamientos («¿qué hice mal?»), sentimientos («voy a quedarme solo para siempre») y acciones obsesivas (llamadas, e-mails y mensajes de texto).
Los niños adoptados tienen menos tendencia a somatizar problemas psicológicos fruto de angustias y conflictos psíquicos respecto a los hijos biológicos, según demuestra un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) sobre la adaptación psicológica de los niños adoptados.
El trabajo se basa en un estudio psicológico sobre una muestra de 52 menores de entre 6 y 11 años procedentes de distintos países –China, Nepal, Bulgaria, Rusia, Ucrania, Colombia, Guatemala, Haití, Perú y Etiopia– y un grupo de control de 44 niños no adoptados.
¿Por qué será que la gente teme aquello que desconoce? Tenemos tanto miedo al cambio que no comprendemos el esfuerzo que conlleva quedarnos en el mismo lugar, cuando todo a nuestro alrededor sigue su curso. ¿Tan poca confianza tenemos en la vida, en nosotros? … Pensamos que si nos dejamos llevar por la vida, no estamos tomando parte en las decisiones que determinarán esa misma vida… Siempre elegimos, no podemos escapar de la elección, pero hay tantos conceptos que no comprendemos, tantas nociones mal interpretadas y lo que es peor, generalizadas, que llegamos a creer que vivir el momento es desligarse de la responsabilidad de elegir el futuro; que aceptar lo que nos pasa es no desear el cambio; y que pensar que siempre nos sucede lo que nos tiene que suceder no es más que una excusa para quedarnos donde estamos…
Hay que convivir con él y seguir adelante
En una sociedad, como la nuestra, que estimula la competitividad como «modus vivendi» y encumbra a los ganadores sin grandes miramientos al precio que han pagado por serlo, está fatal visto ser un perdedor.
En realidad, ser «un fracasado» es un estigma, uno de los peores calificativos que podemos atribuir a una persona. Pero vayamos por partes. Ni la familia ni la escuela, ni mucho menos los medios de comunicación, nos han educado para asumir las derrotas y digerir los fracasos sin traumas que amputen nuestra capacidad de reacción o afecten gravemente a nuestro bienestar personal. Ese rechazo social del fracaso va configurando en nosotros un fuerte mecanismo defensivo, una dificultad a reconocer los fallos o nuestras propias limitaciones. Quizá esta incapacidad se deba a que entre los derechos humanos no se halla el de cometer errores y responsabilizarse de ellos.
Las primeras relaciones sentimentales de los jóvenes condicionan su desarrollo futuro. Por qué es mejor no quedarse de brazos cruzados
Entre todos mis esfuerzos como madre de adolescentes, entender sus romances ha sido el más difícil. En general, mi actitud ha sido la de no inmiscuirme.
Pero nuevos estudios sugieren que podría ser mejor que me entrometiera un poco.
Durante mucho tiempo, los investigadores le han quitado importancia a los amores juveniles como triviales y pasajeros, pero ahora se están perfilando como un factor decisivo en el desarrollo de los jóvenes, y uno en el que los padres juegan un rol importante, según nuevos estudios. Los nexos románticos que forman los niños entre la escuela secundaria y la universidad son importantes marcadores del progreso hacia la adultez; su elección de compañeros sentimentales desde edades tempranas condiciona su desarrollo hasta grados sorprendentes.