«Jesús lloró». Pero Voltaire sonrió. La más corta frase en la “King James Bible” nos dice que el Hijo de Dios era susceptible a las intensas emociones humanas: Fue literalmente conmovido al llanto por la muerte de Lázaro.
El llanto es lo que todos, divino o mundanos, hacemos en estados emocionales extremos. ¿O haríamos? Por el contrario, el filósofo agnóstico francés sardónico prefiere demostrar el control absoluto de las circunstancias. Un etólogo definió una vez la sonrisa como «el silencio, desnudo-diental, mueca sumisa de los primates». Tal vez, pero en el caso de Voltaire era una profesión de frialdad, inteligencia superior.