La adolescencia es la etapa de la vida comprendida entre los 10 y los 19 años de edad, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud.
Durante este período de la vida se producen una gran cantidad de cambios físicos, psicológicos y sociales normales, que conducen a su inserción positiva y productiva en la sociedad, y un muy reducido grupo de ellos y ellas adoptan conductas hostiles y violentas que se manifiestan de varias formas que preocupan a la sociedad. A su vez, también ellos son blanco de violencia por parte de la sociedad, de sus padres y otros adultos.
Estas conductas no deseables tienen varios orígenes o causas: entre ellas, la violencia del medio (barrio, comunidad) en que viven y se desarrollan cuando niños, la violencia doméstica familiar (psicológica, física, sexual o por negligencia) que sufren desde edades muy tempranas y la exposición a los medios de comunicación masiva y sobre todo la televisión que les ofrece como producto de consumo diario, las más variadas formas de violencia psicológica, física, sexual, autoinfligida o contra terceros y sus propiedades.
Es sobre esta exposición indiscriminada a la que se expone a los niños de todas las clases sociales y sus efectos que deseo poner en su conocimiento un artículo publicado por la Academia Americana de Psiquiatría de la Niñez y Adolescencia ¨Los niños y la violencia en la televisión¨.
¨Muchos niños pasan un promedio de 3-4 horas diarias viendo televisión. La televisión puede ser una influencia muy poderosa en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en la conducta. Lamentablemente muchos de los programas de televisión contienen un alto grado de violencia. Los psiquiatras de niños y adolescentes que han estudiado los efectos de la violencia en la televisión han encontrado que éstos pueden:
Imitar la violencia que observan en la televisión,
Identificarse con ciertos tipos, caracteres, víctimas y/o victimarios
Tornarse ¨inmunes¨ al horror de la violencia; y
Gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver problemas.
De manera que la exposición extensa a programas de televisión que contengan violencia causa mayor agresividad en los niños. En ocasiones, el ver tan sólo un programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada, tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. Las jóvenes pueden afectarse aun cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia hacia la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.
Los padres pueden proteger a los niños del exceso de violencia en la televisión:
Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.
Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.
Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos. Deben cambiar el canal, o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.
Señalar al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.
Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.
Para contrarrestar la presión que ejercen los pares, compañeros y amigos, debe comunicarse con otros padres para poner en vigor reglas similares sobre el tiempo y tipo de programa que deben ver los niños.
Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el estereotipo racial o sexual. Aparte del contenido del programa de televisión el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse ya que los saca de actividades más provechosas como lo son el jugar con sus amigos, la interacción familiar, el estudio y la lectura. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo controles y límites o preocupación genuina en cuanto a la reacción del niño a la televisión, deben consultar a un Psiquiatra de niños y adolescentes para que les ayude con el problema.¨
Para lograr el desarrollo positivo de nuestros adolescentes se hace necesario que los padres brinden afecto a sus hijos, que mantengan un diálogo abierto y receptivo, y al mismo tiempo establecer límites conjuntamente con ellos, en las múltiples situaciones que se presentan en diario vivir y convivir.