Psicología política

La verdadera batalla política se lleva a cabo en la mente de los electores a través de las estrategias de imagen y comunicación. Un adecuado conocimiento del funcionamiento de la mente humana y su aplicación a las estrategias electorales permite una mayor eficacia en el impacto que dichas estrategias tienen sobre el potencial elector.

Esta breve reseña representa un introducción destinada a dar a conocer cómo la psicología permite fortalecer las estrategias de imagen y comunicación dentro de la campaña político-electoral, permitiendo a los candidatos hacerse tanto de la razón como de la emoción de los ciudadanos que habrán de votar en las elecciones

Objetivos de la psicología política

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General

Diseñar estrategias (psicológicamente sustentadas) de imagen y comunicación que, de forma eficaz, impacten en la razón y la emoción de los electores, promoviendo la participación y preferencia política.

Particulares

Conocer al elector en su plano racional y emocional, tanto en su funcionamiento individual como cuando forma parte de un grupo.

Determinar los factores, tanto racionales como emocionales, que influyen en la intención de voto.

Determinar las dinámicas que, desde lo racional y emocional, puedan dificultar o promover la preferencia electoral.

Específico

Emplear diversas metodologías de investigación que permitan obtener datos prácticos y aplicables.

¿Cómo definimos la psicología política?

La psicología política es la aplicación de diversas técnicas de investigación e interpretación psicológica para conocer, describir, explicar y predecir el comportamiento político humano y así, sustentado en estos conocimientos, diseñar las estrategias mediáticas (en conjunto con el equipo de imagen, comunicación y mercadotecnia) a utilizar en la búsqueda de ganar el puesto de elección popular por el que se compite.

La psicología es utilizada, dentro de la política, como herramienta para la toma de decisiones y el diseño de estrategias, tanto en la campaña como en el propio ejercicio de gobierno.

Razón de ser de la psicología política

La psicología se dedica, principalmente, a estudiar el comportamiento humano en sus diversas manifestaciones.

Por su parte, las acciones políticas pueden definirse como el conjunto de estrategias y actos dirigidos a influir de forma directa y legal sobre los procesos de decisión y preferencia electoral de los ciudadanos.

La psicología, entonces, constituye una herramienta invaluable tanto para comprender el comportamiento del electorado como para planificar las estrategias y los actos del candidato y su equipo de campaña, de manera que ambos estén en la misma frecuencia y las estrategias de campaña resulten contundentes y efectivas para los fines que toda campaña política persigue.

¿Dónde se ha utilizado?

Sin ir más lejos, la exitosa campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Barack Obama, utilizó adecuadamente la amplia gama de herramientas que la psicología puede aportar al campo de la política. Es innegable que la elección de Obama fue todo un fenómeno social. Su fuerza radica, además de en las propuestas a nivel racional, en que logró contactar con las emociones de las personas, con sus anhelos, con sus necesidades, y permitió que las personas se identificaran con él, con lo que él representa y con sus ideales. Logró así conquistar a una sociedad fuertemente racista, y trabaja, actualmente, por sostener esta simpatía, esta aceptación, a partir de ser congruente con las expectativas que generó en la sociedad.

¿Por qué es necesaria?

Porque el conocimiento del funcionamiento mental de los ciudadanos como potenciales electores permite crear  una campaña y una imagen del candidato, sólidas y congruentes con las necesidades de los ciudadanos, que no únicamente generen emoción y atención temporal del electorado, sino que se mantengan presente, sin decaer con los vaivenes propios de la política y sus reacciones mediáticas. Una imagen que genere en el elector expectativas de nuevos horizontes de bienestar para sí y para su Estado en general.

Ciertamente, una buena imagen mediática se construye con un buen equipo de políticos y comunicólogos especializados en imagen pública; sin embargo, el conocimiento de la psicología del ciudadano es fundamental para que dicha imagen perdure con el tiempo y evitar que sufra una caída. Es entonces que la psicología aporta al equipo de comunicación elementos significativos a la imagen de una carrera política prominente y llena de nuevos retos con cada paso dado. En otras palabras, las estrategias de comunicación, imagen y publicidad son más efectivas cuando se apoyan en elementos que sobre la mente y las emociones de las personas arroja la psicología.

¿Cuáles son los beneficios potenciales?

Las campañas políticas son los momentos de mayor labor para ganar la simpatía de ciudadanos expectantes e indecisos; cada acción del candidato es observada por todos y cada uno de los ciudadanos que, llegado el momento, habrán de decidir apoyar o no a determinado candidato con su voto. En este sentido el proyecto de campaña debe incluir siempre elementos que mantengan como aliados la mente y el corazón de los potenciales electores. Es decir, saber qué es lo que permitirá llegarle tanto a su razón como a sus emociones, ya que de un adecuado equilibrio entre ambas depende en gran medida, la lealtad, fidelidad y aceptación de un candidato.

Una campaña electoral no se gana en los medios de comunicación ni en la calle, sino en la mente del elector que recibe los mensajes de la campaña, los analiza, los interpreta, etc. El problema es que generalmente quienes dirigen la campaña suelen desconocer el funcionamiento profundo de la mente humana y sus procesos de toma de decisiones, lo que mueve sus emociones, lo que llega a su razón y lo que lo mantiene en una preferencia electoral determinada.

Es entonces que el uso de la psicología en la planificación y aplicación de las diversas estrategias de imagen, comunicación y publicidad,  puede hacer que las campañas electorales sean más precisas y efectivas.

Por otro lado, el estrés al que el candidato y su equipo de campaña están sometidos durante la contienda política puede dañar, por un lado, la efectividad del propio equipo de trabajo y sus estrategias y, por otro, la propia salud del candidato y su vida personal en cuanto a sus relaciones familiares. Es en este sentido que el apoyo de un psicólogo en el equipo de campaña adquiere otra dimensión además de su rol estratégico, como elemento mediador entre la realidad del contexto político y su constante lucha, las repercusiones que dicha realidad tienen dentro del equipo de campaña, el estrés que todo esto genera y los efectos que dicho ritmo de vida puede tener sobre la vida personal del candidato y de su familia. Llevado a extremos, el mal manejo de estos factores puede incluso determinar el fracaso de una campaña, mientras que un buen manejo, por el contrario, es un factor significativo en el buen curso y éxito de la misma. Lo ideal será siempre prevenir, antes que tener que remediar.

¿Cómo funciona?

La aplicación de la psicología en una campaña política requiere, como toda herramienta estratégica y de decisión, del análisis del contexto, las necesidades, fortalezas y áreas de oportunidad, tanto del candidato como de la sociedad a la que dirigirá su campaña. Una vez conocida esta información, se diseñan las estrategias motivacionales que, desde la psicología, permitirán que los mensajes y la imagen del candidato lleguen a esas áreas de oportunidad y necesidades de la ciudadanía, posicionando al candidato como una opción en su búsqueda de satisfacer dichas necesidades.

Este posicionamiento requiere de elementos, dentro de los mensajes de campaña, que permitan la identificación del electorado con el candidato y sus ideas.

A través de todo el proceso de campaña se habrá de ir sondeando la respuesta que los ciudadanos van teniendo a cada una de las estrategias implementadas y se monitorearán las nuevas necesidades generadas por los cambios económicos y sociales, así como por los efectos de las campañas electorales de los otros contendientes.

La labor del psicólogo es una labor de acompañamiento y sondeo constante al interior y al exterior del equipo de campaña, buscando siempre adelantarse a las necesidades y tendencias de los ciudadanos y promoviendo, al interior del equipo, la congruencia necesaria para que la imagen creada durante la campaña corresponda con la del gobernante -en caso de resultar ganador- y su aceptación entre la ciudadanía permanezca, a través de los factores de identificación desarrollados durante la campaña, tanto a nivel racional, como a nivel emocional.

Un buen manejo de las estrategias planteadas aumenta la eficacia de las campañas políticas y por lo tanto aumenta las posibilidades de un triunfo, a la vez que, de ganar la elección, la continuidad del sustento psicológico en el proyecto de gobierno disminuye el efecto negativo de la desidealización normal que viene después de una campaña, cuando la realidad se impone a las promesas y dota a la figura del gobernante de una mayor estabilidad en la aceptación y el apoyo de quienes votaron por él, y también de aquellos que no lo hicieron.

Conclusión

La psicología tiene mucho que aportar a una campaña política y, su inclusión, puede hacer la diferencia, entre una campaña ganadora y una que no lo es.

Marisol Zimbrón, Psicoanalista | Estrategia Electoral