Las personas deberían consumir, en promedio, un máximo de 2.000 calorías al día, según las pautas dietarias recomendadas en Estados Unidos. Coma fibra. Evite las grasas saturadas. Y mantenga el consumo de sodio por debajo de los 2.300 miligramos diarios.
Para las mujeres, las normas son incluso más estrictas: un reciente estudio muestra que las mujeres deben hacer ejercicio 60 minutos diarios, cada día, para simplemente mantener su peso a medida que envejecen.
La gente se ve abrumada por tanta información, recomendaciones y reglas relacionadas con el peso y la salud. Es casi imposible seguir todos los estudios médicos y nutricionales (algunos de ellos contradictorios) publicados en revistas y sitios web. Y como poco, es difícil adherirse a ellos.
Pero esa presión podría reducirse: nuevos estudios sugieren que los riesgos son escasos para aquellos tienen unos kilos de más e incluso podría haber algunos beneficios. De hecho, la gente que tiene de 4.5 a 7 kilos de más no corre más riesgo de morir que quienes tienen un peso considerado «normal». Otros estudios muestran que quienes tienen exceso de peso no tienen más probabilidades de morir de cáncer o de enfermedad cardiovascular. Además, tener unos kilos de más podría ayudar a evitar la osteoporosis, y podría hacer que parezca más joven.
Si bien los expertos coinciden en que la obesidad es un asunto serio con amplias implicaciones médicas, existe una diferencia entre tener un ligero de exceso de grasa y ser obeso. «Sólo porque alguien tiene un ligero exceso de peso no significa que no esté sano», dice Keri Gans, una especialista en dietética y portavoz de la Asociación Dietética de Estados Unidos. De hecho, investigadores y doctores están comenzando a entender que comer alimentos sanos y hacer ejercicio puede importar más que el número que aparece en la báscula.
Y si le sobra un poco de carne en la cintura, esa grasa es probablemente menos peligrosa que la que tiene la gente obesa. La grasa que tiene la gente con ligero sobrepeso es casi siempre subcutánea, es decir, grasa cerca de la piel acumulada en las caderas, muslos y los glúteos. Esta grasa es menos dañina para la salud que la grasa visceral, que se adhiere a los órganos y a menudo crea una barriga considerable. La grasa visceral puede aumentar las posibilidades causar enfermedades cardíacas y diabetes. Para calcular cuánto deberían pesar los individuos, los profesionales del sector de la salud se basan en una medida que considera la altura y el peso, conocida como «Índice de Masa Corporal» (IMC). Un IMC de 18,5 a 24,9 se considera normal. «Con exceso de peso» es un IMC de 25 a 29,9, y una persona con un IMC de 30 o superior es obesa.
Según los Centros de Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), alrededor de una tercera parte de los estadounidenses adultos son obesos, una condición causada por los genes y por sus hábitos. Alrededor del 67% de los adultos son obesos o tienen sobrepeso, según la medición del IMC. La gente obesa corre más riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes, algunos tipos de cáncer e hipertensión.
En dos estudios relacionados realizados en 2005 y 2007 y publicados en el Journal of the American Medical Association, la científica del CDC Katherine Flegal descubrió que las gente con sobrepeso (según su IMC) no tenía más posibilidades de morir de cáncer o de enfermedad cardiovascular que la gente de peso normal. En el estudio, la Dra. Flegal y sus coautores estimaron las tasas de mortalidad basándose en datos de encuestas médicas de unas 5.000 personas que el CDC realiza cada año. De los participantes cuyo IMC les clasificaba como con sobrepeso, la tasa real de mortalidad fue inferior a la estimada por los científicos. Las categorías de con peso por debajo de lo normal y de obeso registraron tasas de mortalidad más alta de las que preveían.
Un estudio australiano mostró que la gente de más de 70 años con sobrepeso tenían menos posibilidades de morir que los de peso normal durante un período de tiempo de 10 años. Este hecho podría indicar que un poco de peso adicional puede proteger a la gente de enfermedades y lesiones a medida que envejece.
El estudio, publicado en febrero en el Journal of the American Geriatrics Society, analizó a unos 9.000 hombres y mujeres. También mostró que «un poco de actividad física» dos veces a la semana era suficiente para mitigar algunos de los efectos dañinos de un estilo de vida sedentario, afirma Leon Flicker, el responsable del estudio y profesor de medicina geriátrica de la Universidad de Australia Occidental.
Los doctores que estudian la osteoporosis ven ciertos beneficios en tener unos siete kilos de sobrepeso: la grasa subcutánea produce estrógeno que puede ayudar a incrementar la masa corporal. Además, llevar unos kilos de más podría fortalecer el esqueleto, afirma Felicia Cosman, directora clínica de la Fundación Nacional de Osteoporosis y profesora de medicina en la Universidad de Columbia. «Las mujeres no deberían preocuparse por tener 7 ó 10 kilos de más, especialmente si la grasa no se concentra en el estómago», dice Cosman.
Un poco más de grasa también puede actuar como un producto de belleza natural. El año pasado, la publicación Archives of Dermathology publicó un estudio que decía que a medida que las mujeres envejecían, aquellas con sobrepeso se veían más jóvenes que aquellas normales o bajas de peso. Esto se debe a que un poco de grasa provee una mejor estructura para la piel, lo cual combate la degeneración del tejido que ocurre con la edad.
Katherine Rosman | Wall Street Americas