MARINE EN ST. CROIX, Minnesota – Desde el pasillo, el salón donde Abby Brown enseña sexto de primaria, en una pequeña escuela a una hora en auto al noreste de Minneapolis, parece típico, con una bandera estadounidense al frente y colorido material gráfico de los alumnos decorando las paredes.
Pero en su interior se desarrolla un experimento que la sitúa entre las aulas menos ortodoxas de escuelas públicas en Estados Unidos, y los alumnos no sólo estudian, sino que también son estudiados. A diferencia de los estudiantes de casi todas partes, los del grupo de Brown no tienen que sentarse y estar quietos. Se les permite pararse y moverse durante toda la clase si así lo quieren. Y eso hacen.