Los expertos aseguran que el 50% de los tumores podrían evitarse con una dieta adecuada. Prevenir siempre ha sido mejor que curar y en el caso de enfermedades tan graves como el cáncer, merece la pena llenar la despensa con alimentos que están demostrando tener propiedades anticancerosas y no están muy lejos de nuestra dieta diaria. Intégrelos tanto como pueda.
Las características fundamentales de los alimentos anticancerígenos
Aceite de oliva: La grasa monoinsaturada protege del cáncer colon-rectal. Al actuar sobre los ácidos biliares, el aceite de oliva disminuye el riesgo de evolución de la mucosa digestiva. Sin olvidar que al mantener flexibles las arterias mejora la circulación y oxigenación de todos los tejidos.
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Agua: No es un alimento, pero no podemos vivir sin ella. El agua mantiene vivas nuestras células, regula muchas funciones y ayuda a la eliminación de toxinas por la orina y heces.
Ajo y cebolla: El ajo y la cebolla contienen «alicina», un compuesto rico en azufre que actúa como depurador del hígado, eliminando las sustancias tóxicas que se acumulan en la sangre y los tejidos.
Algas: Son depurativas, ricas en minerales y vitaminas y contienen fibra. Las algas son una comida habitual en países como Japón, con una baja incidencia de cáncer de mama. Algunos especialistas las recomiendan para ayudar a eliminar los efectos secundarios del tratamiento con quimio y radioterapia por sus efectos reforzadores del sistema inmunológico.
Arroz Integral: En Japón, el arroz es objeto de numerosas investigaciones. En el salvado de arroz existen sustancias anticancerosas que parecen proteger del cáncer de colon, mama y próstata.
Berenjena: Como otros vegetales de color violeta, contiene sustancias anticancerosas que parecen proteger a las células de las mutaciones que provocan cáncer.
Cítricos: Es conocida su riqueza en vitamina C. Son antioxidantes y estimulantes de las células de defensa. Además, contienen flavonoides, protectores naturales de los capilares sanguíneos que mantienen las membranas permeables y oxigenadas.
Coles: El brócoli, repollo, coliflor, berros y rábano no deben faltar en la mesa. Son un cóctel antitumoral: refuerzan las defensas, eliminan los radicales libres y protegen las células.
Fresas: Son interesantes por sus efectos depurativos. Ayudan a limpiar el organismo de toxinas, contienen fibras, minerales y vitaminas.
Frutas del bosque: Las moras, arándanos y grosellas son ricas en vitamina A y C, minerales, pectina y ácidos vegetales. Se están estudiando los efectos preventivos de estas frutas en casos de leucemia.
Frutos secos: Las nueces, avellanas, almendras y pepitas de girasol son fuente de vitaminas B y E y minerales como el magnesio, manganeso, selenio y zinc. Con una pequeña cantidad se asegura un buen aporte de antioxidantes.
Legumbres: Lentejas, garbanzos, guisantes y judías pueden ser un elixir anticancerígeno. Las legumbres son muy ricas en fibra e inhibidoras de proteasas que previenen contra los tumores de mama y colon, principalmente.
Manzana: Contiene ácidos que en experimentos de laboratorio han demostrado que bloquean la aparición de ciertos tipos de cáncer; su contenido en fibra también actúa favoreciendo la eliminación de toxinas a través de las heces.
Melón: Es rico en betacarotenos, antioxidantes y contiene muy pocas calorías para mantener a raya los tumores relacionados con la obesidad.
Miel: Tiene propiedades antisépticas por lo que es útil para evitar las infecciones asociadas al descenso de la inmunidad que conlleva el tratamiento con quimioterapia.
Pescados: Los ácidos grasos Omega 3, además de ser beneficiosos para el corazón y las arterias, también se utilizan para mejorar el estado de las personas con cáncer.
Pimientos: El color amarillo, rojo y verde de los pimientos es señal de su riqueza en betacarotenos junto a la vitamina C; ambos son antioxidantes y protectores de la mucosa.
Remolacha: Su color morado tiene un potente regenerador celular llamado «botaina».
Soja: Las mujeres orientales tienen menor riesgo de padecer de tumores de mama y ovario. Parece que la dieta rica en soja y sus derivados (tofu, tempeh, miso…) es responsable de su invulnerabilidad.
Té verde: Contiene polifenoles, poderoso protector contra las radiaciones ambientales.
Tomate: El tomate crudo es rico en licopeno, un caroteno que le aporta el color y que ha demostrado su papel protector contra el cáncer de próstata.
Uva: Las uvas consumidas con su piel y semillas contienen antioxidantes que bloquean los agentes cancerígenos y el crecimiento de los tumores.
Yogurt: Las bacterias del yogurt regeneran la flora intestinal y evitan la aparición de productos tóxicos en la digestión; muy útil para prevenir el cáncer de colon.
Zanahoria: Es el vegetal protector de los fumadores por su capacidad de regenerar las células del epitelio respiratorio.