La autoestima se ve afectada por la mala salud física, los acontecimientos vitales negativos como la pérdida de su empleo o divorcios, relaciones deficientes o frustrantes, y una sensación general de falta de control. Esta sensación de falta de control es a menudo particularmente marcada en las personas que son víctimas de abuso emocional, físico o sexual, o de la discriminación por motivos de religión, cultura, raza, sexo u orientación sexual.

A veces, la baja autoestima puede estar profundamente arraigada y tiene su origen en las experiencias infantiles traumáticas, como la separación prolongada de las figuras parentales, negligencia, o abuso emocional, físico o sexual. Si cree que esto es un problema particular para usted, hable con un profesional de la salud mental. La terapia o consejería puede permitirle hablar de estas experiencias y tratar de llegar a un acuerdo con estos conflictos. Desafortunadamente, la terapia o el asesoramiento puede ser difícil de obtener, y puede no ser adecuado para todos.
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