Para deleite de los entusiastas de los videojuegos, un nuevo estudio que sale del MIT ha descubierto una relación entre el tamaño de ciertas estructuras en el cerebro y la capacidad de practicar los videojuegos. Los investigadores analizaron el tamaño de regiones específicas del cerebro de los participantes mediante resonancia magnética de alta resolución. Luego, los participantes jugaron el video juego Space Fortress o Fortaleza Espacial (en la foto), un juego que hace que los asteroides parezcan una maravilla tecnológica.
A la mitad de los participantes del estudio se les pidió que se centraran en maximizar su puntuación general en un videojuego, prestando igual atención a los diversos componentes del juego. Los demás participantes tuvieron que cambiar periódicamente las prioridades, mejorado sus habilidades en un área por un período de tiempo y aumentado al máximo su éxito en las otras tareas. El segundo enfoque, llamado «formación de prioridad variable,» alienta al tipo de flexibilidad en toma de decisiones que normalmente se requiere en la vida diaria, de acuerdo con Kramer.
Los investigadores encontraron que los jugadores que tenían un mayor núcleo accumbens hicieron mejor que sus contrapartes en las primeras etapas del período de entrenamiento, independientemente de su grupo de entrenamiento. Esto tiene sentido, dijo Erickson, porque el núcleo accumbens forma parte del centro de recompensa del cerebro, y la motivación de una persona para sobresalir en un juego de video incluye el placer que resulta de lograr un objetivo concreto.
Los jugadores con un núcleo caudado y putamen más grandes les fue mejor en el entrenamiento de prioridad variable. Las personas con las estructuras más grandes «aprendieron más rápido y aprendieron más luego del período de entrenamiento», dijo Kramer.
Estos emocionantes hallazgos plantearon otras cuestiones de peso. Las investigaciones anteriores han demostrado una relación entre la habilidad de los videojuegos y la cirugía laparoscópica. Tal vez estas mismas estructuras son más grandes en los cirujanos más capacitados, dando una nueva razón para que sean de cabeza grande.
