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La imagen que tenemos de nosotros mismos influye mucho en nuestro accionar. La autoimagen es la representación mental que tenemos de nosotros mismos y la autoestima es el conjunto de evaluaciones, sentimientos y pensamientos entre otras cosas que tenemos de nosotros mismos. El cirujano plástico y psicólogo Maxwell Maltz en su libro (Psicho-Cibernetics, 1960. Prentice-Hall, Inc. Englewook Cliff, NJ, EUA) maneja muy bien estos términos y nos explica cuáles son los componentes de la imagen que debemos formarnos del éxito y del fracaso
Los síntomas que desarrollan los adeptos durante su estancia en las sectas dan lugar a lo que se ha definido como el «Síndrome de Adoctrinamiento Sectario». Se observa, sobre todo una radical transformación de la personalidad acompañada por una serie de síntomas y caracterizada, en buena medida, por una disociación entre la personalidad previa y la implantada por el grupo. Las siguientes cualidades son las más observadas en los casos que padecen el síndrome.
Presencia de “estados alterados de conciencia” (las operaciones del ‘Proceso de Internalización Cognitiva’ quedan alteradas, afectando la percepción acerca de lo que es bueno y malo para uno mismo y para los demás) manifestado a través de:
– Un repentino y drástico cambio o alteración en sus sistemas de valores, incluyendo el abandono de sus metas académicas, sociales o laborales anteriores. Lo que es bueno y malo para su futuro dentro de la sociedad cambia, puesto que la realidad del mundo cambia y pierde interés en lo que la sociedad le ofrece.
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Cuando hacemos clic en el
símbolo de «Me gusta» estamos diciendo más de nosotros de lo que
nos damos cuenta
El
“Like” dejaría saber si una persona es gay, por quién podría votar
e incluso indicar que alguien es un soltero introvertido.
Dar clic en esos amigables
vínculos de «Me gusta» que andan esparcidos por toda la red podría
estar haciendo algo más que ponernos como seguidores de Coca-Cola o
Lady Gaga.
Podría
discernir si una persona es gay, por quién podría votar e incluso
indicar que alguien es un soltero introvertido con alto coeficiente
intelectual y debilidad por la nicotina.
Es, con toda seguridad, el concepto más desafortunado para denominar este trastorno, la denominación limite es secuela histórica de cuando este trastorno se consideraba fronterizo entre las psicosis y las neurosis. En la clasificación CIE 10 se le denomina trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad, concepto que nos parece mas afortunado y más descriptivo de lo que en realidad es este trastorno si bien en esta y en otras ocasiones he defendido y propuesto otras denominaciones como Trastorno global de la personalidad, Trastorno generalizado de la personalidad, Trastorno mórbido de la personalidad o trastorno deteriorante de la personalidad.
Según nuestras propias investigaciones hemos llegado a la conclusión, y así lo he debatido en múltiples foros, como el trastorno limite de la personalidad seria el paradigma de todos los trastornos de la personalidad, así el mismo Kernberg habla de una estructura limite de la personalidad que serie la base de los posteriores diferentes trastornos, considerando pues que la patoplastia de cada uno de los diferentes trastornos seria una diferenciación biosocial del trastorno limite.
No puedes cambiar a las personas, pero puedes aprender a tratarlas
La persona del tipo 1 siempre se preocupa de sí misma, desoyendo las opiniones y los sentimientos ajenos
¿Qué puede hacer?
Pídale una cita para hablar con ella.
Intente que tenga una buena predisposición para hablarle.
Explíquele lo que hace y dígale que está seguro de que no es con mala intención.
Hacer cosas a las que no estamos acostumbrados es lo que nos lleva a aprender y a crecer como personas
Estás en una discoteca. Ves a un grupo de chicas, y entre ellas te llama la atención una chica preciosa: es totalmente tu tipo, y desearías acercarte a ella para decirle algo, para entablar conversación con ella, para conocerla.
Sin embargo… te pones nervioso, tu pulso se empieza a acelerar, tu mente empieza a jugar en tu contra, y al final acabas yendo a la barra a por una copa. Cuando vuelves, las chicas ya se han ido. Suspiras aliviado, ¡ellas han decidido por ti! Ya no tienes que tomar la terrible decisión de entrar. Tu pulso se normaliza y te vuelves a sentir cómodo.
Si bien el constructo personalidad es sumamente complejo y en ocasiones se torna bastante escurridizo, sobre todo en el momento en que se debe detallar, lo cierto es que a través de los textos que escribimos podemos hacernos una idea de quién es la persona qué está detrás de esas letras hilvanadas e incluso podemos formarnos una visión muy general de su personalidad.
Los neuróticos, por ejemplo, tienen una fuerte propensión a utilizar palabras de significado negativo mientras que las personas muy sociables prefieren usar palabras de sentido positivo. Ahora Tal Yarkoni, investigador del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Colorado, ha extendido estas ideas de investigación a la blogosfera analizando el contenido de 694 blogs (contentivos de un promedio de 115 000 palabras escritas en un periodo de dos años) y posteriormente analizó las personalidades de los bloggers a través de un cuestionario online de personalidad.
La envidia es un fenómeno psicológico muy común que hace sufrir enormemente a muchas personas, tanto a los propios envidiosos como a sus víctimas. Puede ser explícita y transparente, o formar parte de la psicodinámica de algunos síntomas neuróticos. En cualquier caso, la envidia es un sentimiento de frustración insoportable ante algún bien de otra persona, a la que por ello se desea inconscientemente dañar. ¿Por qué?
El envidioso es un insatisfecho (ya sea por inmadurez, represión, frustración, etc.) que, a menudo, no sabe que lo es. Por ello siente consciente o inconscientemente mucho rencor contra las personas que poseen algo (belleza, dinero, sexo, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad, etc.) que él también desea pero no puede o no quiere desarrollar. Así, en vez de aceptar sus carencias o percatarse de sus deseos y facultades y darles curso, el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es, en otras palabras, la rabia vengadora del impotente que, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia. Por eso la envidia es una defensa típica de las personas más débiles, acomplejadas o fracasadas.