Las personas que dejan volar sus pensamientos de forma frecuente, con independencia de lo que están haciendo, tienden a sentir menor felicidad que aquellas que centran su atención
Divagar a veces puede ser divertido e incluso puede estar asociado con la creatividad, pero cuando esta conducta se transforma en la regla en lugar de la excepción o resulta muy exagerada, el “vagabundeo mental” puede llegar a ser contraproducente.
Una investigación de la Universidad de Harvard, en Cambridge (EE. UU.) dirigida por Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, sugiere que las mentes que divagan suelen pertenecer a individuos más infelices. Los investigadores estadounidenses han desarrollado una aplicación (software o programa informático) para el teléfono inteligente iPhone, con el objetivo de crear una gran base de datos con información sobre los pensamientos, sensaciones y actividades de una amplia variedad de personas en su quehacer cotidiano.


Esos aparatos tecnológicos que tanto estiman las personas y que usan con una frecuencia casi adictiva son, para muchos, una bendición. Hacen más fácil y divertida la vida, pero también tienen un lado oscuro, y no se trata de sus elevados precios. Según un estudio realizado en Estados Unidos, nuestra pasión por la tecnología es nociva para la salud.
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