Ser raptado es lo que más asusta a los menores de entre siete y 12 años. Los ataques terroristas o un huracán también sustituyen a los clásicos ‘monstruos’. Los psicólgos advierten que se debe limitar su exposición a las noticias de tragedias.
MADRID.- El lobo de Caperucita va a tener que buscarse un nuevo empleo. Los niños han dejado de tenerle miedo. Los ‘monstruos’ que asustan ahora a los pequeños se llaman ataque terrorista, secuestro, huracán, guerra, disparos en un colegio, nadar en aguas profundas o sida.
Por este motivo ya hay especialistas que están alertando a los padres sobre la necesidad de limitar la exposición a las noticias sobre tragedias emitidas en televisión. En parte también porque los niños de ocho años, por ejemplo, no distinguen entre realidad y fantasía por lo que son más vulnerables a sufrir pavor por culpa de las imágenes que impactan en sus retinas.
Aunque los temores infantiles varían según cada niño y las circunstancias que le rodean, por lo general suelen ser miedos universales que aparecen desde el primer año de vida: a los desconocidos, a las tormentas, a la oscuridad o a ciertos animales. Sin embargo, investigadores estadounidenses han averiguado cuáles son realmente los temores actuales de niños y adolescentes gracias a una investigación realizada entre 2001 y 2004 con 1.000 estudiantes de 23 colegios distintos.
El ‘top’ de los temores lo encabeza la posibilidad de ser raptado, seguido de los ataques terroristas, la guerra, los disparos y la muerte. Los autores, dirigidos por Joy Burnham, de la Universidad de Alabama, realizaron también un análisis de los miedos por edades. El sida, por ejemplo, es la quinta causa más común de espanto entre los niños de siete a 10 años, así como en los adolescentes de 11 a 14 y de 15 a 18 años.
La investigación, publicada en el último ‘Journal of Counseling and Development’, pone de manifiesto también que quedarse embarazada o que alguna de las amigas más cercanas pase por este trance está en la cola de la lista de lo que más temen las chicas.
Pese a ello, algunos miedos «sí juegan un papel importante a la hora de infundir cautela y evitar así las consecuencias negativas de ciertos comportamientos de riesgo, como es el hecho de no usar preservativos para protegerse de las enfermedades de transmisión sexual o de los embarazos no deseados. Los temores, como la ansiedad, pueden ser herramientas muy motivadoras en determinadas ocasiones», insiste el científico Burnham.
Entre serpientes y películas de terror
Aunque parte de la investigación se llevó a cabo con cuestionarios, los autores también solicitaron a 400 de los participantes que escribieran qué puede infundir, en su opinión, miedo a las personas de su edad. Como respuesta los estudiantes apuntaron hacia los abusos, las películas de terror, la existencia de un francotirador en una escuela o los accidentes de tráfico.
Otros temores, comunes a lo largo de la historia, relatados por los estudiantes fueron el pavor ante ciertos animales como las serpientes, temas relacionados con la religión o la espiritualidad y la muerte.
Los autores del trabajo recomiendan a los padres buscar ayuda en el caso de que la ansiedad y el temor se asocie a problemas de sueño como dificultad para dormirse o despertares nocturnos. Aconsejan también que tengan presente que los síntomas físicos, como los dolores de cabeza o de estómago, están relacionados con la existencia de problemas de ansiedad.
Tan importante o más que observar la sintomatología de los menores es que se ‘hable con los ellos sobre los acontecimientos trágicos, raptos o tiroteos, y les expliquen que estas cosas casi nunca suceden y les tranquilicen», aconseja Burnham.