Desde hace varios años he tratado de realizar este experimento durante el mes de noviembre, ayer comencé mi proceso, así que tengo hasta el 7 de diciembre para completar los 30 días. Elijo el mes de noviembre porque ha sido el mes en el que más me falta, puede que sea por eso que sea el mes en el que más doy.
Este experimento fue realizado por Sasha Dichter, quien es un filántropo, director de desarrollo de negocio de Acumen Fund y VC sin fines de lucro para las empresas al servicio de los pobres. Es el autor del «Manifiesto por CEOs sin fines de lucro» y un blogger sobre el cambio de la filantropía y social.
Sasha nos cuenta en el «NextGen Charity» que un día en el tren alguien le pidió dinero y él hizo lo que normalmente hace: dijo «NO»
¿Y porqué dijo no?
Dice que es lo que hace en estas situaciones cuando alguien le pide dinero en la calle. En ese momento se dio cuenta que había cometido un error y tenía que hacer algo al respecto. Entonces al día siguiente en su blog decide hacer el “Experimento de la generosidad” que consta de 30 días diciendo que “SI” a cada persona que pida en las calles, cada limosnero, músico…
Las personas que se opusieron a esta práctica dijeron que no es la manera más inteigente de dar, lo mejor sería donar a un refugio, a lo que Sasha responde que no se trata de dar de la manera más inteligente, «se trata de mi, quiero dejar de decir ‘NO'».
Dice que se estaba escudando detrás de lo que es “lo más inteligente” y se estaba escondiendo de lo que realmente quería hacer. Muchas veces el “NO” se convierte en lo que eres y en la respuesta que das cuando alguien viene a pedirte ayuda, y Sasha quería practicar el “SI”. Quería un nuevo hábito y una nueva reflexión. Quería practicar ser más generoso. Lo que paso es que se comenzó a sentir más generoso.
Claro está, nunca se sabe a donde va el dinero que se da, pero es un riesgo que se toma. Es tomar estos riesgos sin hacer preguntas difíciles, ser lo más generoso que se pueda.