El abuso de poder o autoridad es la principal fuente de la maldad moral y de la corrupción moral. La Maldad moral comienza a existir cuando alguien se rehúsa a aceptar responsabilidad por el bienestar de otros, especialmente por el bienestar de aquéllos naturalmente bajo su cargo directo. Se puede decir que una persona tiene poder, si esa persona puede influir decisivamente sobre la realidad (de otros).
En este contexto, autoridad es poder que proviene de un acuerdo o convención social, como por ejemplo las leyes o las costumbres de un grupo social, tal como un estado o una organización.
Entonces pues, ¿qué es el «abuso de poder»?
El abuso de poder es el uso ilegítimo del poder.
El abuso de poder es aquella situación que existe cada vez que alguien quien tiene poder sobre otros, (esto es, la capacidad de imponer su voluntad sobre esos otros) por ejemplo, debido a su superior destreza mental, posición social, fuerza, conocimiento, tecnología, armas, riqueza, o la confianza que tienen en él o élla, utiliza ese poder injustificadamente para explotar o dañar a ésos otros, o mediante su falta de acción permite que ésos otros sean explotados o dañados.
Lógicamente, y por lo anterior, alguien que no tiene (un determinado tipo de) poder no puede abusarlo.
También se deduce de lo anterior que el más importante (y tal vez el único) principio de la ética y moralidad humana debería de ser el evitar el abuso de poder.
(Se debe de notar que la decisión de adoptar un principio ético como propio es puramente personal, y no se puede forzar sobre alguien. Sin embargo, no se puede adoptar un principio que no se sabe que existe. Además, no es muy probable que alguien vaya a adoptar un principio que no sea congruente – que no encaje o ajuste – con su estructura mental – y esa estructura mental es influenciada tan poderosamente por las experiencias en su temprana infancia).
De acuerdo a lo anterior, es una falta extrema contra la ética el colocarse a uno mismo (o permanecer) en una posición de conflicto de intereses, i.e., en la que el beneficio o ganancia propias dependan del dañar o explotar a otros. Y por supuesto, el poner a un subordinado (o subordinada) en una posición de conflicto de intereses es prueba de una completa ignorancia de la ética.
Otra consecuencia es que, si quiénes quieren detener o impedir los abusos de poder (o a los que se les haya encargado este deber) no tienen suficiente poder (aúnque fuera sólamente poder moral), éllos y sus esfuerzos servirán únicamente de hazmerreír para quiénes abusan del poder.
«La información es el negativo de la entropia» – Claude Shannon, 1948.