El principal autor del estudio cobró del abogado que demandó a los fabricantes. Se desata una polémica en EEUU, donde Wakefield aún cuenta con partidarios
El fraude en la investigación científica y médica, desde los plagios a los resultados no contrastables pasando por las estadísticas retocadas, es más frecuente de lo que cabría desear, pero pocas veces se produce un engaño total y premeditado, y menos si se juega con la salud de niños con el único propósito de hacerse rico.
Sin embargo, esto es lo que ocurrió, según la revista ‘British Medical Journal’ (BMJ), con el polémico estudio que vinculaba la vacuna triple vírica con el autismo. Aquella investigación, publicada en febrero de 1998 en la revista ‘The Lancet’ y posteriormente retirada tras descubrirse el fraude, relacionaba dicha vacuna -que se usa contra las paperas, el sarampión y la rubeola- con el desarrollo de esta enfermedad en 12 casos. Ahora, se acaban de poner de manifiesto los intereses económicos concretos que tenían los investigadores.