Hasta 5% de la población no disfruta de sus encuentros sexuales.
Se estima que del tres a cinco por ciento de la población mundial no les produce placer tener relaciones sexuales. Algunos de ellos han tenido varios encuentros de ese tipo, incluso muchos tienen pareja, pero no sexo, porque no lo encuentran placentero, afirmó el director del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, Raúl Gerardo Paredes Guerrero.
Los asexuales, señaló, son definidos como individuos con deseo disminuido, falta de excitación y sin fantasías o motivaciones asociadas al placer venéreo, fenómeno que ocurre en la misma proporción en hombres y mujeres.
Pueden vivir tranquilamente sin tener coitos, no porque no puedan llevarlos a cabo o tengan problemas psicológicos, sino porque simplemente no les llama la atención y así son felices, recalcó.
Este fenómeno de «no copuladores» también ocurre entre animales. Por ello, en el INb se realizan estudios con ratas para determinar las causas de esta conducta, informó la UNAM en un comunicado.
Casualmente, indicó, en los animales se registra el mismo porcentaje que en los humanos, pero en éstos últimos la información se obtiene a través de encuestas o historias clínicas, y los datos se han obtenido principalmente en Estados Unidos.
Raúl Paredes investiga los estados placenteros asociados a la cópula, mediados por opiodes (compuestos que se liberan para controlar el dolor e inducir estados placenteros, su derivado sintético es la morfina), y ha demostrado que a las ratas les produce placer tener sexo y se infiere así porque prefieren un lugar asociado al despliegue de la conducta sexual.
También ha realizado experimentos en los que con una sustancia se bloquean los receptores a opiodes, y lo que antes les originaba goce deja de suceder. Por ende, dijo, se infiere que esos compuestos endógenos son los encargados de producir deleite carnal.
En el cuerpo existen receptores a estos elementos y se liberan en el área preóptica medial del hipotálamo, relacionada con la conducta sexual, y aumentan o disminuyen el deleite. Su ausencia en esa zona podría ser una explicación, indicó.
No obstante, el hecho de no encontrar goce en el sexo no significa que suceda lo mismo con cualquier otro estímulo potencialmente hedónico, como disfrutar un pastel o beber una copa, aclaró.
Existen factores biológicos, sociales y culturales vinculados. Así, una violación puede ocasionar una fobia o alguna experiencia dolorosa y producir aversión al sexo, pero los asexuales no necesariamente tuvieron un acontecimiento traumático, su inapetencia es natural, comentó.
En caballos, conejos, ratones y otras especies se han identificado y estudiado los «no copuladores»; se les ha medido el nivel de hormonas y son iguales a los «copuladores». Se colocan con diferentes hembras, incluso con otros machos, y con ninguno llegan al coito.
Se ha constatado que no están feminizados, simplemente les da lo mismo copular o no; sólo se ha descrito una alteración en el hipotálamo y una disminución de la aromatasa, enzima encargada de convertir la testosterona en estadiol, hormona vinculada a las funciones sexuales.
Finalmente, el especialista dijo que se puede vivir sin tener sexo, pues sólo es importante para la supervivencia de las especies, no del individuo. Un animal, al igual que el ser humano, puede pasar toda la vida sin coito.
Además, esa indiferencia no es considerada una enfermedad. Los asexuales no tienen ningún tipo de disfunción biológica, sólo cuentan con otro tipo de preferencia, concluyó.