En cualquier interrogatorio, los oficiales de policía que investigan un crimen tienen que hacer una decisión sumamente difícil: ¿Está siendo honesta la persona que estoy entrevistando o relata una sarta de cuentos?
La respuesta es crucial, no sólo para identificar a sospechosos potenciales y testigos creíbles, sino también para el destino de la persona que es interrogada.
Los científicos forenses han empezado a poner a prueba técnicas que esperan que brindarán a oficiales, interrogadores y otros una especie de filtro de la verdad: un método mejorado para separar las historias falsas de las verdaderas.
La nueva labor se enfoca en lo que la gente dice, no en cómo se comporta.
Ya ha cambiado el trabajo policiaco en otros países, y algunas técnicas nuevas se abren paso a los interrogatorios en Estados Unidos.