EquilibrioSi quiere echarle un vistazo a la labor de uno de los héroes sensoriales de su cuerpo que recibe poco reconocimiento, pruebe este pequeño experimento.

Sostenga su dedo índice a algunos centímetros de su rostro y muévalo de lado a lado a un ritmo de quizá una o dos veces por segundo. ¿Qué ve? Un dedo borroso. Ahora deje su dedo inmóvil y mueva la cabeza de un lado al otro a la misma velocidad. Esta vez no hay ninguna imagen borrosa y ningún efecto de barrido.

El dedo permanece enfocado. Eso es bueno. Si el cerebro no pudiera distinguir entre los movimientos del espectador y los movimientos de lo que observa, si cada vez que diera la vuelta o caminara al otro lado de la habitación pareciera que el escenario se corre o las paredes se tambalean hacia usted, en poco tiempo quizás ya no se movería en absoluto, dudoso de las amenazas externas, sin la ayuda de una brújula interna.

Un elemento esencial de un sentido completamente desarrollado de uno mismo es el sistema vestibular, un par de pequeños órganos sensoriales localizados en las profundidades del hueso temporal, a ambos lados de la cabeza y junto al caracol del oído interno.

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