En 2009, la Asociación Americana de Psicología divulgó en un comunicado su posición en relación a las llamadas ‘terapias de conversión’ en el cual establece que los profesionales de la salud mental deben evitar decir a sus clientes que pueden cambiar de orientación sexual mediante terapia u otros tratamientos. La resolución, casi unánime, resultó de las recomendaciones de un grupo de trabajo encargado de revisar toda la literatura referente a los Esfuerzos de Conversión de la Orientación Sexual (SOCE, según sigla en inglés). Sus recomendaciones fueron divulgadas en el informe Respuestas Terapéuticas Apropiadas a la Orientación Sexual.
La “Resolución sobre Respuestas Afirmativas Apropiadas para la Ansiedad y Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual” también aconseja que padres, tutores, la/os jóvenes y sus familias eviten tratamientos de orientación sexual que consideren a la homosexualidad como una enfermedad mental o un desorden del desarrollo y en su lugar procuren atención psicotéutica, apoyo social y servicios educativos “que provean información precisa sobre sexualidad y orientación sexual, incrementen el apoyo familiar y escolar y reduzcan el rechazo sufrido por los jóvenes de minorías sexuales”.