Psicológicos, físicos, sociales, sexuales… Los complejos, muchos arrastrados desde la infancia, pueden limitar el desarrollo, la percepción y la vida de quien los padece
Los complejos psicológicos son respuestas que genera nuestra mente ante una discapacidad o una diferencia con los demás. En la mayoría de los casos, se trata de pensamientos irracionales que atormentan a la persona. Aunque a menudo pasan desapercibidos por el entorno, quien los padece les da un valor sobredimensionado. De ahí el malestar que producen.
Muchos complejos aparecen en la infancia y se ven reforzados y mantenidos a lo largo de los años. Se relacionan con presiones, comparaciones y errores del entorno familiar que, más o menos inconscientemente, imponen al niño un modelo de perfección. Los complejos están fuertemente relacionados con la autoestima y pueden llegar a influir y condicionar la vida de quien los padece, incluso pueden impedir disfrutar de determinadas cosas o llegar a limitar nuestro desarrollo y nuestra vida en general.