Siete minutos más para el eyaculador precoz

couple-in-park-320-x-240La dapoxetina toma la delantera a los medicamentos para la eyaculación precoz. Su aprobación es reciente y no hay conclusiones definitivas sobre su efectividad.

MADRID.- Los especialistas hablan de la dapoxetina, el primer medicamento diseñado específicamente para tratar la eyaculación precoz, con cautela. Su aprobación es muy reciente y todavía no ha sido posible extraer conclusiones definitivas sobre su verdadera efectividad, tolerancia e incidencia de efectos secundarios a medio y largo plazo; factores que se irán conociendo a medida que se tenga suficiente experiencia clínica.

Sin embargo, no ocultan su satisfacción por la llegada del producto a las farmacias españolas. Es la primera vez que se dispone de un fármaco frente a este trastorno, originado por una mezcla de circunstancias emocionales y biológicas.

Sin embargo, y a pesar de que admiten que este derivado de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (una familia de antidepresivos) va a constituir una gran ayuda para el manejo de los pacientes con eyaculación precoz, no dejan de recordar que debe formar parte de una terapia integral, en la que se aborden otras vertientes psicológicas que predisponen a sufrir el trastorno.

En cualquier caso, los pacientes que han probado la dapoxetina se muestran enormemente complacidos con los resultados, ya que perciben que se trata de un primer paso para recuperar una vida sexual completa y satisfactoria, tanto para ellos como para sus parejas.

Muchos años de investigación, cinco ensayos clínicos aleatorios, doble-ciego y controlados con placebo (el ‘patrón oro’ de un trabajo científico riguroso), multicéntricos, llevados a cabo en los cinco continentes con más de 6.000 participantes y unos resultados muy prometedores.

Ésta es la carta de presentación que hizo, hace apenas tres semanas, que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios diera luz verde a la venta de Priligy (dapoxetina), el primer producto farmacéutico diseñado específicamente para tratar la Eyaculación Precoz (EP), una disfunción sexual mucho más común que la impotencia -afecta a entre un 20% y un 33% de los varones- que, sin embargo, no ha tenido, al menos hasta ahora, un tratamiento verdaderamente revolucionario.

Más control

Gracias a la acción de esta pastilla, desarrollada para aprovechar un efecto secundario (el retardo de la expulsión del semen) de un tipo de antidepresivos de uso común, «el paciente aumenta el control sobre su eyaculación, incrementa la duración de las relaciones sexuales [entre tres y siete minutos, según los ensayos clínicos realizados con el producto], a la vez que reduce la angustia, la preocupación y frustración que provoca este trastorno, no sólo en el hombre, sino también en su relación de pareja, aumentando la satisfacción sexual», dice Ignacio Moncada, coordinador nacional de Andrología de la Asociación Española de Urología.

La ventaja que supone la dapoxetina con respecto a los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, los antidepresivos empleados para tratar la EP ‘de rebote’ (al fin y al cabo, esta disfunción causa numerosos conflictos emocionales, ansiedad y depresión), reside en su mecanismo de acción, mucho más rápido y pasajero que el de estos productos.

La terapia con antidepresivos ha de ingerirse diariamente, no actúa hasta pasadas unas tres semanas de su inicio, tiene un efecto acumulativo en el organismo, el principio activo tarda bastante en metabolizarse, puede causar un síndrome de discontinuación cuando se interrumpe la pauta (temblores, falta de coordinación motora, cambios de humor, nerviosismo, hipertensión…). Eso por no hablar de que, en muchas ocasiones, este tratamiento acarrea pérdida del deseo sexual, falta de excitación, dificultades eréctiles… que no ayudan, precisamente, a mejorar la vida sexual.

«En definitiva, y aunque los antidepresivos van bien en algunos pacientes que, además de EP presentan un cuadro psicológico con falta de autoestima, angustia, ansiedad, falta de ánimo…, es ‘matar moscas a cañonazos’; la dapoxetina es más específica», explica Juan Ignacio Salamanca, urólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.

«A pesar de que estos medicamentos [los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina] funcionaban razonablemente bien; sobre todo en los pacientes con EP adquirida [los que la sufren en épocas puntuales de su vida a raíz de una situación emocionalmente complicada], había varios problemas que solucionar y parece que este fármaco lo ha hecho», argumenta Antonio Fernández Lozano, urólogo, andrólogo y responsable de la Unidad de Alteraciones Eyaculatorias de la Fundación Puigvert de Barcelona.

Terapia integral

No obstante, ambos especialistas coinciden en señalar que la solución de la EP no pasa únicamente por la administración de una pastilla.

«En este trastorno existe un componente biológico y genético [los parientes en primer grado de un eyaculador precoz tienen más posibilidades de padecer la disfunción]; pero normalmente la carga psicógena es mayor; entre otras cosas, porque la frustración y ansiedad que produce no hace sino empeorar las cosas todavía más», apunta Fernández Lozano.

De esta manera, los expertos abogan por diseñar terapias integrales que tengan en cuenta la psicoterapia sexual para alcanzar una solución óptima.

«Lo más efectivo es un conjunto de técnicas individualizadas que se engloban bajo el nombre de focalización sensorial y que ayuda al varón a controlar su eyaculación y a medir mejor los tiempos de su intercambio sexual», apostilla el especialista del centro madrileño que, sin embargo, admite que «a veces se prefiere tirar de medicamentos porque la psicoterapia exige tiempo, sentarse tranquilamente con el paciente, escucharle y dedicarte mucho más y no siempre hay posibilidades ni ganas, pero son alternativas verdaderamente efectivas», reflexiona.

Por su parte, el responsable de la Fundación Puigvert, apuntala: «Mi experiencia clínica me dice que el verdadero éxito en el tratamiento viene de la mano de un abordaje que complemente los fármacos con la terapia psicológica; la dapoxetina, sin duda, es una excelente ‘muleta’ para ayudar al paciente a caminar, pero el verdadero reto y el objetivo final es enseñarle a andar por su propio pie», pone como ejemplo.

Asimismo, este experto no quiere dejar pasar la oportunidad de reflejar la importancia del papel de la pareja en el tratamiento de la EP. «En ocasiones, el hecho de eyacular en un par de minutos no supone un problema porque previamente él ha logrado satisfacer a su pareja».

De hecho, buena prueba de que el reloj no lo es todo, es que nuestro país ostenta una media de lo que los especialistas denominan tiempo de latencia eyaculatoria intravaginal (IELT, sus siglas en inglés) de 6,5 minutos, una cifra muy aceptable si tenemos en cuenta que el diagnóstico de EP se da cuando el IELT es inferior a dos minutos.

Sin embargo, estamos lejos de los 12 minutos de los estadounidenses o de los nueve de alemanes y británicos. «Todo depende de si la relación globalmente es satisfactoria y para ello hay que valorar algo más que la ingesta de un comprimido, que nunca es la ‘purga de Benito'», opina el doctor Fernández Lozano.

Por esto, y para encontrar la plenitud de ambos participantes, es importante abordar la situación desde varios puntos de vista.

«La sexualidad ha trascendido el plano biológico y reproductivo, se ha convertido en una forma de comunicación y de seducción en la pareja, de manera que cuando damos una solución para la EP, en realidad estamos tratando a dos personas, no sólo al afectado por la disfunción física. Por eso, después de una de estas terapias pueden surgir asimetrías en el plano relacional [cambios en los roles emocionales de cada uno] que también hay que tener en cuenta», insiste Fernández Lozano.

Consejos finales

Tanto los fabricantes del producto como los especialistas que han tenido la oportunidad de observar los efectos del mismo sobre sus pacientes hacen algunas advertencias sobre su uso. En primer lugar, esta pastilla no es un salvoconducto para tener coitos interminables. De esta manera, los usuarios sanos no batirán ningún récord de permanencia tomando dapoxetina.

Por otro lado, no se trata de un afrodisiaco (no actúa si no hay deseo sexual). Tampoco asegura erecciones de mayor calidad.

Finalmente, hace falta una receta del especialista para hacerse con una caja del medicamento. Por ahora, éste no estará financiado por la Seguridad Social y, eso sí, sale algo caro. La caja de tres comprimidos de 30 miligramos cuesta 35,50 euros más IVA; alrededor de 12 euros por coito. Aunque dados los beneficios, seguramente a los pacientes y a sus parejas les compensa.

Alejandra Rodríguez | elmundo.es