A menudo se buscan excusas triviales para no ver la realidad de la violencia de género. Todavía hoy, muchas personas las utilizan, invisibilizando el problema real de quienes sufren esta violencia.
Existen prejuicios y mitos sobre la violencia de género, sobre los agresores y sobre las víctimas, algunos de ellos son:
Sobre la violencia de género
Es una cuestión privada
Es gente enferma
La culpa es del alcohol o de las drogas
Es gente con poca formación y de escasos recursos económicos
No se puede evitar y por tanto se debe asumir
Se exagera la realidad
Es algo normal en las relaciones amorosas
Se da en familias problemáticas
Son casos aislados
Los hombres son maltratados por sus parejas en la misma medida
Con el tiempo se soluciona
Amar implica sufrir (“Quien bien te quiere te hará llorar”)
Las mujeres maltratadas
Provocan la violencia porque son masoquistas
Dicen “no” cuando quieren decir “sí”
Tienen que aguantar por los hijos e hijas
Son malas y se lo merecen. (“Algo haría”)
Están enfermas
Son ignorantes e histéricas
Los hombres violentos
Tienen problemas con el alcohol o las drogas
Tienen problemas en el trabajo
Son impulsivos
Están locos o enfermos
No son los responsables
Todos los hombres son así
Estos argumentos se utilizan para excusar, minimizar y/o ocultar la existencia de la violencia de género.
Sin embargo, ninguno de ellos es cierto y la violencia de género debe considerarse como un ejercicio de poder y de control de los hombres contra las mujeres. La violencia de género es un delito y la única persona responsable es el agresor.
Ningún tipo de violencia tiene justificación.