Con la aprobación de la ambiciosa y universal Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional ha prometido no dejar a nadie atrás, lo que exige empoderar a los niños y adultos con discapacidad, incluidos los que tienen síndrome de Down, para que contribuyan a nuestro futuro común.
Las personas con discapacidad, incluidas las que tienen síndrome de Down, son algo más que personas necesitadas de asistencia: son agentes de cambio que pueden impulsar el progreso en toda la sociedad, y debemos escuchar su voz mientras nos esforzamos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En este sentido, recuerdo las palabras de Pablo Pineda, actor y escritor con síndrome de Down, que ha pedido a quienes tienen el síndrome que se den cuenta de las inmensas capacidades que poseen, diciendo que deberían verse a sí mismos como personas que pueden lograr cuanto se propongan.
Deseo añadir que el resto de la sociedad debería, igualmente, apreciar el potencial y la fuerza de los miembros de la familia humana que tienen síndrome de Down.
Esta afirmación debería estar respaldada por medidas concretas para respetar, proteger y promover los derechos de todas las personas con discapacidad, incluidas las que tienen síndrome de Down. En especial, pido que se adopten medidas prioritarias para mejorar las oportunidades de las niñas y las mujeres con discapacidad, que a menudo se enfrentan a una mayor exclusión que los niños y los hombres.
En este Día Mundial del Síndrome de Down, decidámonos a apoyar la autonomía y la independencia de las personas con síndrome de Down, incluida su libertad para tomar decisiones, como parte de nuestros esfuerzos más amplios por contribuir a una vida digna para todos.
Ban Ki-moon