La larga infancia humana, clave del éxito de la especie

La larga infancia de los ‘Homo sapiens’, que dificulta la supervivencia de las crías durante muchos años, podría ser la clave de su éxito en el planeta respecto a otros primos humanos como los neandertales. Esta es la conclusión a la que ha llegado una investigación, publicada esta semana, que se ha realizado con el estudio de 11 dientes fosilizados encontrados en Europa.

El trabajo, editado en la revista ‘Proceedings of National Academy of Science’ (PNAS) y realizado por científicos de la Universidad de Harvard, parte del hecho de que las piezas dentales tienen líneas que se van acumulando con la edad, como los anillos de los árboles. Ello permite conocer la edad de los restos que se encuentran con un cálculo muy aproximado.

Para conseguir la máxima precisión posible, los investigadores utilizaron el sincrotrón europeo ESRF, en concreto el del departamento de paleontología que dirige Paul Tafforeau, único en el mundo con esta especialidad. El potente haz del sincrotrón reveló el progreso anual de 10 molares de neandertales y uno de un ‘sapiens’ primitivo desde la diminuta línea llamada ‘certificado de nacimiento’ hasta la muerte.

La conclusión a la que llegaron es que nuestra especie madura mucho más lentamente que cualquier otra, incluso que nuestros parientes más cercanos, desde que dejamos África hace unos 100.000 años.

De hecho, los neandertales siguen un patrón de crecimiento intermedio entre el de los ‘Homo erectus’, los primeros ancestros claramente humanos, y los modernos ‘sapiens’. «Esto sugiere que un desarrollo lento es una característica reciente y única de nuestra especie y podría ser una ventaja adicional al aprendizaje y la cognición compleja frente a los contemporáneos neandertales», señalan los investigadores.

Comparativas de primates

La biología evolutiva ya había demostrado que la infancia es diferente en cada especie y los antropólogos habían documentado muchas diferencias entre los adultos de especies muy cercanas, como los humanos y los chimpancés.

Los datos genéticos y los fósiles indican que ambos linajes se separaron hace unos seis millones de años, evolucionando de forma diferente. Los primates no humanos mantienen un periodo de gestación corto, una infancia corta y una edad de reproducción muy temprana y corta.

Investigaciones desarrolladas en los pasados 20 años también concluyeron que incluso los ‘Australopithecus’ y los ‘Homo habilis’ crecían más deprisa que los humanos modernos, pero sin embargo no estaba claro cuando comenzó a desarrollarse esta prolongada niñez.

En este trabajo, los científicos realizaron de todas las piezas una tomografía computerizada con rayos X, gracias al sincrotrón europeo ESRF de Grenoble (Francia), uno de los más potentes del mundo, para ver imágenes internas en tres dimensiones, sin tener que dañar los restos. «En ESRF podemos ver dentro de los fósiles en diferentes escalas y estudiar como fue el crecimiento diario de sus líneas», apunta Tafforeau.

Entre las piezas estudiadas se encuentra la del famoso niño neandertal descubierto en Bélgica en el invierno de 1830. Hasta ahora se pensaba que había muerto a los cuatro o cinco años, pero ahora se ha comprobado que no tenía más de tres.

Rosa M. Tristán | elmundo.es