Salvador para unos, asesino para otros
Jack Kevorkian [nace el 26 de mayo de 1928 – muere el 3 de junio de 2011] es un ex-patólogo estadounidense que ocasionó controversia por el uso de sus conocimientos en la aplicación de la eutanasia a 130 pacientes enfermos incurables. Su lema es “Morir no es un crimen”.
Para ello ideó unas máquinas llamadas “Thanatron” y “Mercitron”.
En 1980, Kevorkian, también llamado doctor muerte o angel de la muerte, escribió una serie de artículos acerca de su postura sobre la eutanasia. En 1987 se anunció en los diarios de Detroit ofreciéndose como médico para la “orientación a la muerte”. Esto le valió que en 1991 el estado de Míchigan le revocara su licencia médica, por lo que no podría ejercer su profesión ni atender pacientes.
Pero los pacientes seguían llamando a su puerta deseando adelantar el final de su vida, ya fuera por enfermedades incurables que cada vez eran más degenerativas o por que sufrían dolores implacables.
La mayoría de los casos que seguía y que le impedían usar su método al final eran desconectados, algo a lo que el siempre se opuso, ya para el eso era una muerte lenta como dejar morir a una persona de hambre y sed, el prefería una muerte rápida e indolora. Como siempre dijo, no quería matar a sus pacientes, quería que su sufrimiento cesase.
Para ello, creó una máquina a la que denominó “Thanatron” (máquina de muerte) que permitía que los pacientes se auto-administraran químicos letales para terminar con sus vidas. Una solución salina con biopental dormía al paciente cayendo en un coma profundo hasta que una dosis de cloruro de potasio paralizaría el corazón. Invento un sistema a través de cuerdas para que los pacientes lo activaran por si mismos, ya que lo ilegal era que el lo activara.
Janet Adkins 54 años, que padecía la enfermedad de Alzheimer, fue la primera persona para utilizar el “Thanatron”. Adkins, de Portland (Oregón), había llegado a Michigan el fin de semana tras haber oído hablar de la existencia de su invento y que él mismo la condujo a un parque de las afueras de Detroit, donde le conectó el sistema de gota a gota que contenía la dosis mortal y la asistió mientras ella apretaba el botón. La operación, ha asegurado Kevorkian, duró menos de seis minutos. El forense declaró que no Kevorkian no había cometido un asesinato porque fue la paciente y no él quien se administró la dosis fatal. Kervokian señaló que sólo puso una inyección intravenosa conteniendo una inofensiva solución salina en el brazo de Janet Adkins y que fue ésta la que más tarde apretó el botón que sustituyó dicha solución por biopental, que la dejó inconsciente. Un minuto después, la máquina inventada por Kevorkian volvió a cambiar la solución, inoculando esta vez cloruro potásico, que causó la muerte de Adkins a los pocos minutos.
Kevorkian afirmó que su invento “simula exactamente las ejecuciones legales” llevadas a cabo en algunos estados de EE UU, “excepto en que, con él, es la propia persona la que aprieta el botón”. Agregó que Janet Adkins “tenía una vida maravillosa pero que no quería sufrir por padecer una enfermedad incurable” y sus últimas palabras dirigidas a él fueron: “Gracias, gracias, gracias”.
Ron Adkins, marido de Janet Adkins, defendió la decisión de su mujer en unas declaraciones realizadas a una emisora de televisión de Portland. “No es cuestión de cuanto tiempo vives, sino de la calidad de la vida que vives. Era su vida y su decisión, y ella eligió. Tomó su decisión sobre la base de que las cosas que más la gustaban, la lectura, la literatura y la música, no podría hacerlas ya más”.
Sin embargo, debido al retiro de su licencia y la consecuente imposibilidad de acceder a las sustancias administradas, creó otro dispositivo llamado “Mercitron” (máquina de misericordia) con el que los pacientes se suicidaban inhalando monóxido de carbono a través de una máscara. Era un dispositivo rudimentario que consistía en un frasco de monóxido de carbono unido a una mascarilla con una manguera. El paciente retiraba voluntariamente el sistema que impedía la salida del gas . La muerte era estimada para ocurrir a los 10 minutos después de que el flujo del gas fuera inicializado.
En varias ocasiones se intentó llevar a Kevorkian a juicio, sin embargo él y su causa contaban con el apoyo de multitud de personas. El 23 de noviembre de 1998, en el programa de máxima audiencia “60 minutos”, se transmitió una videocinta grabada el 17 de septiembre de 1998 en la que Kevorkian desafiaba a la autoridades a encarcelarlo. En dicha grabación, Thomas Youk de 52 años de edad, un paciente enfermo terminal de esclerosis lateral amiotrófica, ponía fin a su vida, asistido por Kevorkian, quien le administró una inyección letal. Esto ocasionó que Kevorkian fuera enjuiciado por homicidio en primer grado y, dado que su licencia había sido suspendida, por uso ilegal de una sustancia controlada. Kevorkian prefirió representarse a sí mismo durante el proceso, lo que dificultó su defensa.
Finalmente, fue encontrado culpable de asesinato en segundo grado. Kevorkian fue sentenciado a una condena de entre 10 a 25 años en prisión de los cuales sólo cumplió 8 (1999-2007). El 1 de junio de 2007, atendiendo a su delicado estado de salud y su buen comportamiento, la gobernadora del estado de Míchigan, Jennifer Granholm , le concedió la libertad condicional.
El 15 de enero de 2008, Kevorkian habló ante 4867 personas en la Universidad de Florida, donde expresó que su objetivo no era «matar a los pacientes» sino «evitarles el sufrimiento».
“Si podemos ayudar a las personas a que vengan al mundo, ¿Por qué no podemos ayudarlas a salir de él? Se preguntó.
Entre 1990 y 1998 Kevorkian asistió la muerte de 130 enfermos terminales. El propio doctor nunca se separaba de ellos en el momento de asistir su muerte y él mismo avisaba a la policía.
Jack Kevorkian, según la prensa de Detroit vivió en un apartamento de una sola habitación, condujo un viejo Volkswagen y se alimentaba principalmente de emparedados de queso, aseguró que su invento no fomenta el suicidio de la gente y lo considera «una alternativa digna y no dolorosa» en comparación con los medios que utiliza la gente habitualmente para quitarse la vida.
Kevorkian ha desatado una fuerte polémica legal y ética en el Estados Unidos y en muchos lugares del mundo sobre la eutanasia. La acción de Kevorkian ha sido calificada por varios médicos como inmoral e irresponsable y ha causado la confusión de numerosos juristas, y en varios países se ha creado esta separación para crear un marco legal inexistente hasta los años 90:
Eutanasia directa
Adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad incurable, esta a su vez posee dos formas:
Activa Consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado; el caso más frecuentemente mostrado es el cáncer, pero pueden ser también enfermedades incurables como el sida. Se recurre, como se comprende, a sustancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina.
Pasiva Se deja de tratar una complicación, por ejemplo una bronconeumonía, o de alimentar por vía parenteral u otra al enfermo, con lo cual se precipita el término de la vida; es una muerte por omisión.
Eutanasia indirecta
Consiste en efectuar procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina para calmar los dolores, cuyo efecto agregado, como se sabe, es la disminución de la conciencia y casi siempre una abreviación de la vida.
Suicidio asistido Significa proporcionar en forma intencional y con conocimiento a una persona los medios o procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la prescripción de dichos medicamentos letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte inminente, porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar, que en éste caso es el paciente el que voluntaria y activamente termina con su vida, de allí el concepto de suicidio.
Cacotanasia Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La palabra apunta hacia una mala muerte (kakós: malo)
Ortotanasia Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios. Se ha sustituido en la terminología práctica por muerte digna, para centrar el concepto en la condición (dignidad) del paciente terminal y no en la voluntad de morir.
Distanasia Consiste en el «encarnizamiento o ensañamiento terapéutico», mediante el cual se procura posponer el momento de la muerte recurriendo a cualquier medio artificial, pese a que haya seguridad que no hay opción alguna de regreso a la vida, con el fin de prolongar su vida a toda costa, llegando a la muerte en condiciones inhumanas, aquí se buscan ventajas para los demás, ajenas al verdadero interés del paciente.