Cada 4 de febrero, se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. El Código Europeo Contra el Cáncer recoge una serie de recomendaciones que pueden conducir en muchos casos a la reducción de la incidencia de cáncer, así como a la reducción de la mortalidad por cáncer
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. La OMS calcula que, de no mediar intervención alguna, 84 millones de personas fallecerán de cáncer entre los años 2005 y 2015.
El Código Europeo Contra el Cáncer
El Código Europeo Contra el Cáncer es un documento preventivo que recoge los principales factores de riesgo, síntomas de alarma y técnicas de diagnóstico precoz del cáncer.
No fume; si fuma, déjelo lo antes posible. Si no puede dejar de fumar, nunca fume en presencia de no fumadores.
Evite la obesidad.
Realice alguna actividad física de intensidad moderada todos los días.
Aumente el consumo de frutas, verduras y hortalizas variadas: coma al menos 5 raciones al día. Limite el consumo de alimentos que contienen grasas de origen animal.
Si bebe alcohol, ya sea vino, cerveza o bebidas de alta graduación, modere el consumo a un máximo de dos consumiciones o unidades diarias, si es hombre, o a una, si es mujer.
Aplique estrictamente la legislación destinada a prevenir cualquier exposición a sustancias que pueden producir cáncer. Cumpla todos los consejos de salud y de seguridad sobre el uso de estas sustancias. Aplique las normas de protección radiológica
Evite la exposición excesiva al sol. Es especialmente importante proteger a niños y adolescentes. Las personas que tienen tendencia a sufrir quemaduras deben protegerse del sol durante toda la vida.
Aplique estrictamente la legislación destinada a prevenir cualquier exposición a sustancias que pueden producir cáncer. Cumpla todos los consejos de salud y de seguridad sobre el uso de estas sustancias. Aplique las normas de protección radiológica.
Las mujeres a partir de los 25 años deberían someterse a pruebas de detección precoz del cáncer de cuello de útero.
Las mujeres a partir de los 50 años deberían someterse a una mamografía para la detección precoz de cáncer de mama.
Los hombres y las mujeres a partir de los 50 años deberían someterse a pruebas de detección precoz de cáncer de colon.
Participe en programas de vacunación contra el virus de la hepatitis B
Tabaco
Se estima que el 25-30% de todos los cánceres en los países desarrollados están relacionados con el tabaco. Entre 8 y 9 de cada 10 cánceres de pulmón en hombres y entre 5 y 8 de cada 10 cánceres en mujeres son atribuibles al tabaco. El tabaco puede matar a través de dos docenas de formas: cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer -esófago, laringe y cavidad oral, vejiga urinaria, páncreas, riñón y cuello de útero-, enfermedad cardíaca, ictus o accidente vascular cerebral, y bronquitis crónica y otras enfermedades respiratorias.
Los fumadores tienen tres veces más riesgo de muerte que los no fumadores y aproximadamente la mitad de los fumadores habituales morirán por culpa del tabaco. Muchos de ellos no son grandes fumadores, sino que se caracterizan por haberse iniciado en el tabaco en su adolescencia. Se ha estimado una pérdida de la expectativa de vida de entre 20 y 25 años para los fumadores en comparación con los no fumadores.
Sin embargo, está claro que dejar de fumar antes de tener cáncer o cualquier otra enfermedad grave producida por el tabaco evita la mayor parte de los riesgos a causa del tabaco, incluso si se deja de fumar durante la edad adulta. Y los beneficios de dejar de fumar a edades más jóvenes son aún mayores.
La síntesis de este primer punto sería
No fume El tabaco es la principal causa de muerte prematura
Si fuma, déjelo lo antes posible Si lo hace así solamente conseguirá beneficios en su salud
No fume en presencia de los demás Su tabaco tiene consecuencias negativas para la salud de los que le rodean
Si no fuma, no empiece a fumar La mayor parte de los que experimentan con el tabaco se vuelven fumadores habituales: es difícil dejar de fumar una vez se ha empezado
Alcohol
Existen evidencias suficientemente convincentes que relacionan el consumo de bebidas alcohólicas con un aumento del riesgo de cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe y esófago. También parece existir una relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer de colon en ambos sexos y con el cáncer de mama en las mujeres, por lo que dado que son dos tipos de cáncer muy frecuentes, aunque esta relación sea mínima, vale la pena tenerla en cuenta.
Aunque se ha sugerido que el alcohol de las bebidas «fuertes» es más perjudicial en relación al riesgo de cáncer, el factor clave es la cantidad total de alcohol puro ingerido. Por tanto, es la cantidad total de alcohol lo que hay que reducir y no el consumo de una u otra bebida alcohólica en concreto.
La principal recomendación consiste limitar el consumo de alcohol, de cualquier bebida alcohólica. Este consumo no debería ser superior a 20-30 gramos de alcohol puro al día para el hombre y algo menos, unos 10-20 gramos al día, para la mujer. El equivalente a esta cantidad de alcohol sería, como máximo diario:
dos o tres vasos de cerveza, en total no más de 600 mililitros al día
dos o tres vasitos de vino, en total no más de 300 mililitros a día
dos o tres copas de licor, en total no más de 100 militros al día.
Alimentación
Existen numerosísimas evidencias que indican un gran efecto protector gracias al aumento del consumo de vegetales y fruta frente al riesgo de una amplia variedad de cánceres: pulmón, laringe, orofaringe, esófaggo, estómago, colon y recto y páncreas.
Las verduras, hortalizas y frutas frescas y crudas, la lechuga, las zanahorias, las verduras crucíferas y de hoja verde, los cítricos, el brócoli, la cebolla y el ajo, han demostrado una relación protectora frente al cáncer, así como las legumbres. La «Dieta Mediterránea», propia de los países del sur de Europa también ha demostrado poseer un efecto protector frente a numerosos tipos de cáncer. Las principales características de la Dieta Mediaterránea se basa en un bajo consumo de grasas de origen animal y de carne, y de un elevado consumo de pescado, aceite de oliva, frutas y vegetales, fibra y cereales.
La principal recomendación en este sentido sería, por tanto, la de comer frutas y vegetales en cada comida, y como tentempié entre horas de comida, además de comer los alimentos habituales de nuestra beneficiosa Dieta Mediterránea.
La obesidad es un causa importante de morbilidad y mortalidad general y se la ha relacionado con el cáncer de colon y recto, próstata, útero y cuello del útero, vesícula biliar y mama, y en menor proporción con cáncer de páncreas esófago e hígado. Sin embargo, es un problema complejo porque la obesidad suele coexistir con otros factores de riesgo en el mismo individuo, tales como tabaquismo, consumo de alcohol, etc. Pero, para complicar más las cosas, los diferentes tipos de grasa contenidos en los alimentos -saturada, poli-insaturada, mono-insaturada o grasa vegetal parcialmente hidrogenada- parecen jugar diferentes papeles en esta relación.
Por tanto, la principal recomendación en este sentido sería la la reducción del peso corporal para adecuarlo al peso «ideal», así como la reducción de la proporción de grasa en la alimentación diaria, especialmente de la grasa saturada, de origen animal, sustituyéndola por grasa insaturada, de origen vegetal. Ello solamente puede tener efectos beneficiosos sobre la salud en general y las enfermedades cardiovasculares en particular.
El Sol
Cada vez existen más evidencias de que el principal factor productor de cáncer de piel, el melanoma maligno, es la radiación solar. Asimismo existe una clara relación entre la duración del tiempo en que un individuo ha estado expuesto y ha acumulado radiación solar durante su vida, con un aumento del riesgo de cáncer.
Pero, además, muchos estudios han identificado otros factores de riesgo: estar blanco en invierno y moreno en verano parece ser especialmente peligroso, porque representa una sobredosis de radiación solar en un breve periodo de tiempo.
Por tanto, evitar las quemaduras solares y reducir la dosis total acumulada de exposición al sol, especialmente en niños y jóvenes menores de 15 años, es el principal mensaje, que también puede traducirse en «no se broncee demasiado sin protección».
Detección precoz
Aunque estos signos o síntomas no son específicos del cáncer ni siempre están relacionados con el cáncer, son fácilmente visibles por cualquiera y merecen ser comentados al médico en una visita.
La presencia de sangre en las heces o en la orina, en el vómito, o una hemorragia vaginal pueden ser el primer síntoma de un cáncer en alguno de estos órganos.
La presencia de ganglios en diferentes zonas del cuerpo pueden indicar la existencia de un proceso compatible con un linfoma, un cáncer de tejidos blandos o una metástasis.
Un lunar que cambia de tamaño, forma o color, o que sangra, puede ser el primer síntoma del desarrollo de un melanoma en la piel.
La tos crónica y la afonía persistente pueden ser indicativos de un cáncer en la faringe, la laringe o las cuerdas vocales.
Los cambios en los hábitos intestinales o urinarios pueden hacer sospechar la presencia de un cáncer en el aparato digetivo o en las vías urinarias.
Aunque en los países industrializados es menos frecuente, en los países en vías de desarrollo el cuello del útero es uno de los lugares más frecuentes de asiento de un cáncer, que llega hasta el 25% de todos los cánceres femeninos.
Los programas de detección precoz del cáncer de cuello de útero han demostrado reducir la incidencia de enfermedad invasiva y avanzada y son relativamente fáciles de poner en marcha, mediante la práctica regular de exploración genital y citologías vaginales.