La crisis de la mediana edad se sitúa en torno a los 40 años y suele coincidir con la etapa en que el individuo se plantea ciertas cuestiones
Es obvio que la madurez va de la mano del paso del tiempo. Así son muchos los que se preparan para tal acontecimiento, previniendo, mediante el cambio de sus hábitos, la entrada al envejecimiento.
La crisis de la mediana edad se sitúa en torno a los 40 años y suele coincidir con la etapa en que el individuo comienza a cuestionarse el curso de la existencia que ha llevado, haciéndose preguntas del tipo, ¿he conseguido mis metas?, si es así, ha valido la pena el esfuerzo.
Cuando después de esta valoración el individuo percibe que no ha logrado sus objetivos comienza a verse inmerso en un círculo vicioso en el que el disgusto y la frustración que siente le hacen cuestionarse todo, apareciendo pensamientos negativos que dominan su vida y que tienen como consecuencia un efecto demoledor en su entorno, tanto el laboral, como el familiar o el social.