En ocasiones, puede parecer que el sumamente agobiado, estresado y constantemente ansioso país de Corea del Sur está al borde del colapso nervioso nacional, con un índice de divorcios en aumento, estudiantes que se sienten’ asfixiados por las presiones académicas, una tasa de suicidios que se encuentra entre las más altas del mundo y una cultura corporativa machista que aún incentiva, las borracheras hasta perder el conocimiento al salir del trabajo.
Más de 30 surcoreanos se quitan la vida todos los días. Los recientes suicidios de cuatro estudiantes y un profesor en una de las principales universidades de Corea golpeó a la nación. En semanas recientes, un comentarista de béisbol, dos futbolistas profesionales, el rector de una universidad y el ex vocalista de un grupo juvenil masculino de pop también se han suicidado.
A pesar de ello, los coreanos -que reciben con entusiasmo casi obsesivo muchas de las innovaciones de Occidente»- se han resistido a la psicoterapia occidental .
«Hablar abiertamente sobre problemas emocionales aún es tabú», dijo Kim Hyong-soo, psicólogo y profesor en la Universidad de Chosun, en Kwangju. «Si alguien va a un psicoanalista, sabe que será estigmatizado por el resto de su vida. Así que no va».
Incluso cuando los coreanos buscan ayuda profesional, la curva de aprendizaje puede ser pronunciada. Jin-seng Park, psiquiatra prominente con un consultorio en Seúl, dijo que no era inusual que algunos pacientes nuevos llegaran a su oficina, hablaran sobre un problema durante 40 minutos y luego se sorprendieran cuando les cobraba por la sesión.
«Dicen: ‘¿Tengo que pagar? ¿Sólo por hablar? Puedo hacer eso gratis con mi amigo o mi pastor»‘, dijo Park.
La mayoría de los pacientes simplemente piden, y esperan recibir, medicamentos, agregó.
«Los coreanos están en proceso de sentirse más cómodos con la psicoterapia occidental, pero esto se limita a los que tienen educación superior y los que están familiarizados con las costumbres occidentales», dijo Oh Kyung-ja, profesor de psicología en la Universidad de Yonsei, en Seúl, y educado en la Universidad de Harvard.
Tradicionalmente, la sociedad surcoreana ha sido apuntalada por valores budistas y confucianos, que enfatizan la diligencia, el estoicismo y el recato. Algunos expertos dicen que las raíces del malestar emocional de Corea del Sur se encuentran en el declive de dichos valores tradicionales y en el ascenso del país como potencia industrial moderna.
El golf y el excursionismo, el alcohol, la religión organizada, Internet y los viajes ahora son válvulas de escape comunes para aliviar el estrés.
El chamanismo también goza de cierto renacimiento, y hay alrededor de 300 mil chamanes que ofrecen sus servicios. Muchos de ellos operan sitios en Internet incluso mientras continúan estrangulando pollos, caminando sobre navajas y comunicándose con familiares muertos.
«Una mayor cantidad de coreanos acude más a adivinos que a psiquiatras», dijo Yoon Dae-hyun, psiquiatra en el Hospital de la Universidad Nacional de Seúl.
Los psiquiatras también tienen competencia en los salones para hombres, clubes frecuentados por hombres de negocios que eligen entre una gran cantidad de anfitrionas que les ofrecen costosas bebidas y escuchan sus problemas.
«Los coreanos intentan encontrar su propio ‘paquete’, su propio conjunto de. remedios», dijo Oh. «Buscan desesperadamente cosas que hacer para distraerse del estrés. El problema es que no tienen un buen modelo».