Mucha tensión llega a la familia cuando un miembro en ella manifiesta rasgos homosexuales, y cuando este miembro es adolescente, pues el nido familiar se convierte en un campo de batalla.
La adolescencia demanda cambio constante a nivel emocional, afectivo, orgánico, etc. Entre los ciclos que cada individuo debe cerrar durante la adolescencia, la tendencia a la homosexualidad y el tabú de la preferencia sexual, más confusión innecesaria se suma a la etapa de la adolescencia, trayendo consecuencias negativas a la persona.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que la edad y el sexo de la persona van a influir mucho. A nivel orgánico, la sustancia gris frontal llega a su volumen máximo a la edad de los 11 años en las chicas y a los 12 años en los chicos. Aunque hay que tener presente que la maduración del cerebro también va a depender de las experiencias sociales del individuo.
También hay factores como el estrés (físico y psicológico), la nutrición y el ejercicio que influyen significativamente en la actividad y desarrollo del eje reproductor y del despertar de la pubertad de ese eje. Cuando se habla de la influencia de estrés se refiere a la supresión de la función reproductora gracias al aumento de del impulso inhibitorio de ciertas neuronas. Al haber una menor estimulación de la función testicular y ovárica, el estrés se vuelve crónico y la supresión del eje reproductor puede ser completa.
Antes de lograr la maduración sexual física la identidad sexual no está completamente establecida. Existe cierto impulso de identidad sexual ambigua, dentro de los límites de la sociedad, que se hace notar más en el sexo femenino que en el masculino.
Durante la Pre-Pubertad, de los 10 a los 12 años, los varones han tenido un cambio físico significativo gracias a los deportes y actividades que realiza. Durante esa etapa los varones tienen una fuerte identificación con modelos masculinos en el hogar y fuera de este. Esto influye en cierta manera con la seguridad, autoestima y el establecimiento de la identidad de los varones.
Las féminas en esta etapa son más maduras que el varón a nivel fisiológico, psicológico y neurológico. La unión con otros modelos femeninos es más estrecha. En lugares en los que la familia y la sociedad tienen una actitud positiva hacia las mujeres, la estabilidad de las mismas se sobrepone a la de los hombres, contrario a cuanto la sociedad denigra la mujer, en este caso se produce un periodo de mayor estrés.
Durante la pubertad, de los 12 a los 14 años, los varones tienen un desorden interno mayor a todas las etapas transcurridas desde los 10 a 20 años. Esto ocurre porque el varón tiene que lidiar con las inseguridades del despertar sexual, el funcionamiento sexual social, el incremento de la identificación con los modelos masculinos y dejando los lazos homosexuales inconscientes. Los problemas que surjan durante esta etapa pueden tardar años en resolverse.
En las mujeres, todo pasa muy bien si el entorno es positivo para ellas. Entran en una relación positiva intensa con la madre o tutora, y cualquier tipo de diferencias o conflicto con la madre, se resuelve en pocos minutos. La relación afectiva con amigas es considerada normal positiva, en contraste con los hombres, que no se les permite tanto acercamiento afectivo a los de su mismo sexo y se les consideran no masculinos, afeminados y débiles. Las féminas pueden tener estos sentimientos afectivos homosexuales y todavía llegar a ser una mujer heterosexual madura sexualmente.
En la adolescencia, de los 14 a los 16 años, los varones se sienten todavía inseguros pero saben lo que quieren y es el momento de llevarlo a la práctica. Cualquier conflicto que interfiera en su identificación de modelo, percepción/psicológica de las mujeres y estabilidad familiar puede traer repercusiones negativas en los próximos años. Se considera normal tratar de tener un roce de corta duración con el padre o tutor. Si no es posible en el hogar, se hará en el colegio, sino en la sociedad. Las féminas ven este tipo de roce entre ellas como normal, contrario al hombre. Si el varón recibe respuestas agresivas en cuanto a su tendencia al roce, puede incrementar su orientación homosexual como mecanismo de defensa.
Indicios de tendencia homosexual:
Ausencia de masturbación o comienzo tardío de masturbación sin intereses heterosexuales manifiestos.
Conducta homosexual en la adolescencia sin sentimientos de culpa y fantasías perversas notables.
Oposición hacia impulsos sexuales propios y ausencia de sentimientos sexuales.
Algún contacto homosexual con el odio a crecer y tendencia a eliminar otras demandas del instinto.
Persiste el contacto homosexual pasada la adolescencia.
Relaciones homosexuales con adultos.
Afirmación de su condición homosexual y sentimientos de culpabilidad por eso.