Gasto más en mi amante que en ti
Bill, de 41 años y representante de ventas de una compañía de seguros, dice que ama a su esposa, pero es su amante la que recibe todos los regalos caros. El residente de San Francisco, que pidió que no se publicase su apellido para proteger a su familia, le regaló a su amante, que tiene 26 años, un iPad y la llevó a un viaje que le costó US$2.500 en una cara estación de esquí en Vail, estado de Colorado, para la Navidad del año pasado. El regalo para su esposa: una máquina de café. La razón por la que gastó más en su amante, dijo, es que ella todavía está «en la etapa de ser malcriada». Dice que ya no malacostumbra a su esposa, con la que se casó hace 12 años, y opta, en cambio, por «regalos grupales» para toda la familia.
Entre 15 y 18% de los estadounidenses admiten que han tenido una aventura extramatrimonial—un porcentaje que se ha mantenido relativamente constante durante las dos últimas décadas— según la Encuesta Social General, que hace el seguimiento de los datos sobre aventuras de este tipo. Y las personas casadas no solamente engañan, también gastan mucho del dinero ganado con esfuerzo en sus amantes. Si su esposo tiene una amante, probablemente gaste US$125 en el regalo para ella comparado con solamente US$60 en el suyo, de acuerdo con una encuesta a más de 140.000 usuarios de AshleyMadison.com, un sitio web que organiza citas para personas casadas que buscan un affaire.
Tengo una cuenta de banco secreta
¿Piensa que solamente los Bernie Madoff del mundo tienen cuentas bancarias secretas? Piense de nuevo. Un 15% de las personas casadas tienen una cuenta bancaria que esconden de sus cónyuges, según un estudio de este año del National Endowment for Financial Education/Forbes. Para algunos, las razones de esta cuenta secreta son totalmente inocentes. Puede haber sido abierta antes del casamiento y todavía no ha sido cancelada, dijo el terapeuta de parejas Michael Manchester. Pero las intenciones de otros son mucho más infames. Por ejemplo, algunas personas abren una cuenta bancaria secreta cuando están planeando divorciarse, para esconder mejor sus ahorros, dice Manchester. Otros tienen cuentas especiales para comprar cosas que su pareja podría no aprobar, dice Tina Tessina, psicoterapeuta y autora de «Dinero, sexo y niños: deje de pelear por las tres cosas que pueden arruinar su matrimonio».
Pero atención titulares de cuentas secretas: tengan cuidado. La mayoría de las veces, la esposa o esposo lo descubre, normalmente por accidente, por ejemplo al abrir una carta del banco, dice Lisa Helfend Meyer, miembro fundadora de la firma de abogados Meyer, Olson, Lowy & Meyers. Y las consecuencias pueden ser serias, incluyendo el divorcio, la separación y el acoso, dicen los expertos. Veamos el caso de Nazita Aminpour, que vive en Long Island, estado de Nueva York, que le inició un juicio a Chase por supuestamente revelar que tenía una cuenta de US$800.000, lo que su esposo desconocía. En la demanda, sostiene que luego de que un empleado del banco le contase a su esposo sobre la cuenta, él comenzó a acosarla y a pedirle dinero, una situación que se volvió tan crítica que Aminpour le entregó US$155.000 «para salvar su matrimonio y restaurar el orden en el hogar», dice la demanda.
Tengo una esposa/o en la oficina que adoro
Ella se acuerda de su cumpleaños, sabe que a usted le gusta comer comida tailandesa los martes, e incluso sabe sobre los problemas matrimoniales que están teniendo sus padres. Pero aquí está el problema: no es su esposa. Alrededor de una de cada tres personas tiene un «cónyuge de oficina», un o una colega al que se siente próximo, pero de una manera platónica, de acuerdo con una investigación realizada en 2010 por el sitio sobre carreras profesionales Vault.com. «El rol que cumple es que da a los compañeros de trabajo alguien con quien pueden compartir secretos de oficina e intercambiar apoyo», dice Tessina.
Frecuentemente, las relaciones no producen ningún daño, especialmente cuando las personas las comentan con sus cónyuges. Pero otras veces, pueden ser fuente de enormes celos para uno de los integrantes de la pareja, especialmente si él o ella piensa que la otra persona está compartiendo demasiado con su compañero o compañera de trabajo. «Cuando se trata del cónyuge de la oficina, el asunto de la infidelidad emocional es usualmente el más relevante», señala el psicólogo de Manhattan Joseph Cilona. Y esa infidelidad puede lastimar, especialmente a las mujeres. Un estudio publicado en 2010 en Psychological Science encontró que aunque ambos sexos experimentan celos respecto a la infidelidad emocional, las mujeres tienden a verla como una traición aún peor que la infidelidad sexual.
Voy a simular que nunca compré eso (o al menos mentir sobre su costo)
Durante casi 35 años, Syble Solomon, que vive en Wilmington, estado de Carolina del Norte, escondió muchas compras que había hecho ante los ojos de su marido o lo engañaba respecto a su costo. Cuando compraba una nueva blusa, a menudo la escondía durante semanas en su ropero. Si su esposo preguntaba por ella cuando finalmente se la ponía, solía decía que la había tenido «desde siempre». «Cuando era pequeña, mi mamá siempre me decía luego de ir de compras: ‘No le cuentes a tu padre’. Sin darme cuenta, recibí el mensaje y aquí estaba 40 años después todavía sin contarlo», asegura.
Casi una de cada tres personas casadas ha minimizado ante su cónyuge el costo de una compra y 30% ha mentido respecto a la compra de algo, según una investigación de 2010 de American Express. Frecuentemente, la motivación es evitar un conflicto, dice Cilona. «La mayoría de las parejas tienen una idea bastante certera de cuándo los valores y creencias de cada uno respecto al dinero y los gastos coinciden o son diferentes. Esto puede hacer que sea más fácil mentir, engañar o evitar deliberadamente compartir información que posiblemente lleve a una discusión», sostiene. Y los resultados de esas mentiras pueden ser desastrosos, tanto emocionalmente como financieramente. Meyer ha atendido a múltiples clientes que se sintieron impulsados a pedir el divorcio luego de descubrir una serie de compras secretas de sus parejas.
Gano más de lo que piensas
Mientras algunas personas pueden inflar su salario para lucir más atractivas, otras en realidad hacen lo contrario y esconden los cheques de bonificaciones que reciben o la paga de un segundo trabajo. Alrededor de una de cada diez personas casadas dice que le ha mentido a su pareja respecto a cuánto ganaba, según un estudio de National Endowment for Financial Education/Forbes. Y las parejas más jóvenes son las que mienten más. Casi una de cada cuatro personas de entre 18 y 34 años admite que le miente a su pareja sobre el dinero, mientras que solamente 3% de los adultos de más de 55 años lo hacen. Algunas personas mienten respecto a lo que ganan porque les gusta tener un poco de dinero «por si acaso» que pueden utilizar cuándo quieran sin tener que consultar con su pareja, dice Lombardo. Otras personas «tienen miedo de que si su pareja sabe del dinero extra, como es el caso de una compensación especial, lo gastará», agrega. Esas mentiras pueden llevar directamente al tribunal de divorcios, señala Meyer. Y ahí es donde se puede poner feo, dice. «En general, hay una huella por escrito sobre esas cosas, así que queda expuesta en el tribunal…La gente descubre algunas cosas horribles.»
Soy más feliz porque gano más dinero que tú…
Sí, quién lleva el pan a casa realmente importa. Los hombres que ganan más que sus esposas dicen sentir mucha más satisfacción con su carrera y su familia que aquellos que ganan aproximadamente la misma cantidad que su esposa, de acuerdo con un estudio de 2009 de la Universidad Cornell. Pamela Tolbert, coautora del estudio, dice que esto puede ser parcialmente explicado por la satisfacción que sienten los hombres al ser capaces de cumplir con el rol tradicional de ser quienes llevan el pan al hogar. El lado negativo es que los hombres que no encajan en el molde tradicional pueden sentirse infelices. «Los hombres pueden sentirse dependientes o que están cumpliendo un rol femenino cuando tienen que depender de sus esposas financieramente», dice Alisa Ruby Bash, una terapeuta de familia y matrimonio. «Puede sentirse infantil», agrega. Y algunos de ellos se comportan mal. Hay cinco veces más posibilidades de que un hombre engañe a su esposa si ella es la única que lleva ingresos al hogar, que si gana más o menos lo mismo que ella, de acuerdo con la Asociación Psicológica Estadounidense.
Pero es poco probable que el hecho de que la satisfacción o insatisfacción del hombre provenga de la comparación con las ganancias de su esposa sea el tema de conversación durante la cena, dicen los expertos. La mayoría de los hombres no quieren dar la impresión de competir con sus esposas por ver quién obtiene más ingresos, sostienen. Y aquellos que ganan menos «no quieren hablar de cuánto menos dominantes se sienten sabiendo que son dependientes de su esposa», indica Bash.
…pero odio ser el que gana el pan
Su esposa puede ser muy abierta respecto a que ama su carrera, pero no espere que sea tan sincera respecto a sus efectos en su felicidad en el hogar. En 1970, solamente 4% de las esposas ganaban más que sus maridos, pero para 2007 casi una de cada cuatro lo hacía, de acuerdo con un estudio de 2010 del Pew Research Center. Y mientras ganar una parte importante del ingreso de la familia les da a las esposas más satisfacción en su carrera, conduce a una satisfacción significativamente menor con la familia, según un estudio de 2009 realizado por la Universidad Cornell. Pamela Tolbert, coautora del estudio, sostiene que esta insatisfacción tiene sus raíces en la culpa que sienten muchas mujeres cuando violan los roles tradicionales de género. Otros investigadores están de acuerdo. «Las mujeres probablemente sientan culpa y vergüenza de no tener el tiempo o la energía para dar 100% (a su familia)», afirma Bash.
Y aunque su esposa pueda quejarse de los platos o la creciente montaña de ropa en el piso, es menos probable que comparta con usted la insatisfacción familiar que suele venir con el hecho de ser la principal generadora de recursos. «Muchas esposas no quieren frustrar a sus esposos», dice Bash. «Es más fácil seguir adelante, simular que todo está bien y que son lo suficientemente fuertes para hacerlo todo», agrega. Y, tristemente, que las mujeres sean las que ganan más puede ser desastroso. En las parejas en las cuales la mujer gana 60% o más del ingreso familiar tienen 38% más de posibilidades de terminar en divorcio que aquellas en las que el hombre gana más, mostró un trabajo publicado en 2010 por el Journal of Family Issues.
Me casé contigo por dinero
Tanto hombres como mujeres no tienen problema con un poco de «cazar fortunas». Dos de cada tres mujeres y la mitad de los hombres dijeron que estaban «muy» o «extremadamente» dispuestos a casarse con una persona de apariencia promedio que les cayera bien, siempre que él o ella tuviera dinero, de acuerdo con una investigación de más de 1.100 personas de la firma de investigación de riqueza Prince & Associates. A medida que los hombres envejecen, es más probable que digan que se casarían por dinero (61% de los hombres que tienen entre 40 y 50 años lo harían, comparado con solamente 41% de los veinteañeros), en tanto que es más probable las mujeres quieran casarse por dinero cuando están entre los 30 y 40 años. Y esos buscadores de dinero no son baratos. El integrante promedio de este grupo quiere un compañero con un capital promedio de US$1,5 millones, de acuerdo con Prince & Associates. Y puede ser que no se trate de cazar fortunas sino de simple sentido común. Las sociólogas Pamela Smock, Wendy Manning y Meredith Porter, por ejemplo, descubrieron que tres de cada cuatro personas que viven con su pareja dicen que factores económicos como el dinero, los empleos y los activos jugaron un rol en su decisión de casarse.
La gente se casa por dinero por muchas razones, entre las que están la búsqueda de la seguridad y más libertad, o por pensar que tenerlo incrementará su autoestima o su valor, dice Cilona. Y mientras es verdad que «el dinero puede ocultar otros defectos al principio…ese período de luna de miel terminará», dice Lombardo.
Preferiría que me engañaras a que me mintieras sobre el dinero
¿Qué lo lastimaría más, que su pareja lo engañara o que le mintiera respecto al dinero? Si usted es como casi uno de cada cuatro estadounidenses, el hecho de que su pareja sea sincera respecto al dinero es más importante para usted que el hecho de que él o ella diga la verdad respecto a un affaire, según una investigación de 2005 entre casi 1.800 personas, realizada por Harris Interactive para la revista Redbook y Lawyers.com. Y si usted está del lado de los que prefieren la verdad sobre el dinero, prepárese para sentirse decepcionado, ya que más de uno de cada tres estadounidenses admite mentirle a su pareja al respecto, de acuerdo con el estudio del National Endowment for Financial Education/Forbes. Mientras algunas de esas mentiras eran menores, como esconder una pequeña compra ante su pareja, otras fueron más significativas. Más de la mitad de las personas casadas admitieron esconder dinero a espaldas de su pareja o cónyuge, y más de uno de cada diez reconocieron esconder el monto de la deuda que tienen.
Entonces, ¿por qué tanto lío por la fidelidad financiera? Los expertos dicen que como el dinero está asociado con algunas emociones muy personales, una traición financiera puede ser devastadora. «El dinero es tan personal —la gente pone su sangre, sudor y lágrimas para ganarlo— que esto (mentir al respecto) puede sentirse como una total traición a la confianza», dice Lombardo. Y «el dinero significa seguridad», dice la jueza Lynn Toler, que escribe para Divorce Magazine y es anfitriona del programa «Tribunal de divorcio». «Las mentiras sobre el dinero pueden hacer que la gente se sienta insegura», agrega. Más aún, los efectos de la infidelidad financiera pueden exceder ampliamente los sentimientos de traición. Ese tipo de mentiras a veces pueden ser «imperdonables y poner en peligro su propio crédito, su futuro y su libertad», dice Bash.
«Gasté todos nuestros ahorros porque la vendedora era preciosa»
Ustedes dos pueden ser la pareja casada más feliz del mundo, pero eso no quiere decir que su esposo sea inmune a los encantos de una mujer hermosa. Un estudio de 2008 de la Universidad Stanford descubrió que los hombres toman mayores riesgos financieros luego de mirar mujeres atractivas. Y los resultados de un estudio de los psicólogos evolutivos Margo Wilson y Martin Daly respaldan ese hallazgo, demostrando que los hombres se comportan más impulsivamente de lo normal cuando una mujer atractiva capta su atención.
A veces un hombre puede no ser consciente de que una mujer bonita está afectando su conducta, pero otras veces sabe exactamente lo que está pasando, aunque por razones obvias, no lo va a admitir. La conducta es impulsada, en parte, por la biología. En presencia de una mujer hermosa, los hombres tienen un incremento de la testosterona y por lo tanto toman más riesgos para mostrar su salud y vigor en una competencia por una mujer, concluye un estudio sobre toma de riesgos de la Universidad de Queensland en Australia. Pero otras veces, es impulsado por estatus y un deseo de impresionar. Los hombres a menudo le compran algo caro a una vendedora linda porque «esto puede mostrarle a esa mujer que él es exitoso». Y parte de esta conducta puede ser generada por inmadurez emocional. «Está actuando en su mundo de fantasía e ignorando las consecuencias… lo que es una definición de inmadurez emocional», dice Tessina.