En Estados Unidos, algunas parejas que se divorcian se han visto obligadas a seguir viviendo juntas por razones financieras.
Rhonda Brewster y su marido han decidido que ya no quieren seguir casados. Pero, aunque están listos para disolver su matrimonio, todavía no pueden mudarse a otra parte.
No quieren vender su casa, localizada en Huntsville, en el estado de Alabama, ya que se ha devaluado por las condiciones del mercado. Y no pueden mantener dos viviendas a la vez hasta que Rhonda Brewster consiga un trabajo estable. Así que, por ahora, viven bajo el mismo techo pero en pisos diferentes.
«Los niños no tienen problemas con la situación», dice Brewster, una escritora freelance de 39 años que trabaja desde casa. «Saben que su mamá vive arriba y su papá vive en el sótano».
Deshacer los lazos del matrimonio rara vez es algo sencillo o barato, pero para muchas parejas estadounidenses, la recesión económica está complicando el proceso aun más.
Los abogados especializados en divorcios dicen que muchas parejas han retrasado la decisión de deshacer sus matrimonios y permanecen en situaciones desagradables por temor atener que valerse por sí mismos en momentos de incertidumbre económica. Otros se han visto obligados a vivir juntos por motivos económicos después de que su divorcio ya ha finalizado. Eso puede ser estresante y resultar en negociaciones incómodas sobre temas como iniciar relaciones con otras personas.
En Nashville, Tennesee, Randy y Lori Word solicitaron conjuntamente el divorcio tras 10 años de matrimonio y esperan obtener una cita en la corte en pocas semanas. Mientras tanto, siguen compartiendo su casa mientras Lori Word, quien se había dedicado al hogar en los últimos años, trata de encontrar trabajo en marketing. «No veo muchos empleos», dice.
El espacio empieza a sentirse estrecho en la casa. Randy Word, un gerente de proyectos de construcción de 36 años, guarda su ropa en cajas de cartón en el estudio y duerme en la sala de estar. «Afortunadamente, compramos un sofá muy bueno hace dos años», dice.
Lori, que tiene 37 años, trabaja medio tiempo como camarera mientras busca un empleo de tiempo completo. Algunas noches vuelve a casa del trabajo y se encuentra a Randy en la cama, quejándose de que su espalda no soporta otra noche en el sofá. En varias oportunidades, Randy le ha pedido que duerma en la sala, a lo que ella accede.
Ambos dicen que se llevan mejor desde que no están en una relación emocional. «Somos mucho más amables el uno con el otro», dice Lori. «Ya no nos ofendemos y molestamos tanto», dice Randy. «En realidad hemos vuelto a desarrollar una amistad que creo que habíamos perdido hasta cierto punto».
Soluciones creativas
Un sondeo de mayo del Instituto de Analistas Financieros de Divorcio, una organización estadounidense de profesionales de las finanzas que trabajan en casos de divorcios, halló que la recesión estaba retrasando los divorcios e inspirando «soluciones creativas» en cuanto a la vivienda «La gente dice: ‘Si lo he soportado durante 10 años, puedo soportarlo otro año más», afirma Gary Nickelson, presidente de la Academia Estadounidense de Abogados de Divorcio.
En un sondeo entre 1.600 de sus miembros, señala el grupo, los encuestados estimaron que los casos de divorcio en los seis meses hasta fines de marzo habían caído 40% respecto a sus niveles normales. No está claro en qué forma la recesión afecta las tasas de divorcio eng eneral en EE.UU. Pero las cortes en algunos centros urbanos de ese país afirman que menos personas han presentado demandas de divorcio desde que comenzó la desaceleración económica a fines de 2007. En el condado de Nueva York, 9.349 parejas pidieron el divorcio en los primeros cuatro meses de 2009, un descenso de 14% comparado conlas 10.848 parejas que lo hicieron en el mismo período de 2007, según cifras del Sistema Judicial Unificado del Estado de Nueva York. En el condado de Los Ángeles, los pedidos de divorcio presentados en los primeros cuatro meses de este año cayeron un 3%, a 9.048 casos, respecto del mismo período del año pasado y han descendido un 9% en relación al mismo período de 2007, según datos de la Corte Suprema de Los Ángeles.
Una pausa en los divorcios podría ser una consecuencia positiva de la recesión, afirma Steve Grissom, presidente de Church Initiative, una organización que tiene un grupo de apoyo para el divorcio llamado DivorceCare. Grissom asegura que las parejas que posponen las separaciones podrían lograr solucionar sus problemas y reconciliarse.
Brewster y su esposo afirman que, para evitar complicaciones, siguen bajo el mismo techo aunque planeen seguir caminos separados. En marzo, la pareja decidió separase luego de 16 años de matrimonio. La esposa contrató un abogado de divorcio y afirma que le han aconsejado tener la menor interacción posible con su marido. Ambos aseguran que la reconciliación no es una opción.
Pero para poder pagar dos viviendas separadas deben vender la casa que compraron hace cuatro años —algo que no quieren hacer cuando el mercado está deprimido— o esperar hasta que Brewster consiga un ingreso estable. Su arreglo ha ahuyentado a potenciales nuevas parejas. «A muchos les parece muy extraño», dice Brewster.
Jennifer Levitz | Wall Street Journal