Este año encaramos el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA con renovada esperanza. Agradezco la dedicada labor de los activistas, encomio los persistentes esfuerzos de los trabajadores sanitarios, y rindo tributo a los defensores de los derechos humanos por su posición de principios y a todos los afectados por el valor que han demostrado al sumar sus fuerzas para conseguir avances contra la enfermedad a nivel mundial.
Los dirigentes de todo el mundo asumieron, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en septiembre, el compromiso unánime de poner fin a la epidemia del SIDA para 2030. Ese compromiso es reflejo del poder de la solidaridad, que ha logrado forjar alrededor de una enfermedad tan destructiva uno de los movimientos más inclusivos de la historia moderna.
Es mucho lo que podemos aprender de la respuesta al SIDA. Una a una, las personas se han ido alzando en defensa de la ciencia, los derechos humanos y el empoderamiento de todos los que viven con el VIH. Así es cómo podremos acabar con esta epidemia: trabajando todos juntos.
No obstante, el plazo para actuar se está agotando. Por ello, pido que se adopte un enfoque acelerado para intensificar las inversiones y cerrar la brecha entre las necesidades y los servicios.
Para acabar con esta epidemia y evitar que vuelva a repuntar debemos luchar en todos los frentes: necesitamos más del doble de especialistas para poder suministrar tratamiento a los 37 millones de personas que viven con el VIH y, de ese modo, transformar sus vidas; tenemos que facilitar el acceso de las adolescentes y las mujeres jóvenes a la educación y a opciones genuinas que las protejan del VIH; y debemos asegurar el pleno acceso de los grupos afectados a servicios prestados con dignidad y respeto.
Todos los niños pueden nacer libres del VIH y sus madres no solo pueden superar el parto sino también disfrutar de una vida plena. Acabar con el SIDA es un requisito esencial para el éxito de la iniciativa «Todas las mujeres, todos los niños» y la Estrategia Mundial que puse en marcha con el fin de garantizar la salud y el bienestar de las mujeres, los niños y los adolescentes en el curso de una generación.
El cumplimiento acelerado de las metas fijadas evitará nuevas infecciones por el VIH y muertes causadas por el SIDA y, al mismo tiempo, ayudará a eliminar la discriminación y el estigma asociados al VIH. Aguardo con interés la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre el SIDA que se celebrará en 2016 y será una oportunidad crucial para que el mundo se comprometa a aplicar el modelo de actuación acelerada para acabar con el SIDA.
En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA rindamos tributo a todos los que perdieron su vida por esta enfermedad y renovemos nuestra determinación de promover la justicia, el acceso y la esperanza en todo el mundo.
Ban Ki-moon