Este año, el Día Mundial de la Alimentación se celebra después de que los dirigentes mundiales hayan aprobado, en lo que ha constituido un hito histórico, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con un conjunto de 17 objetivos que orientarán nuestra labor para lograr un futuro en que imperen la dignidad y la prosperidad para todos en un planeta sano.
La manera en que decidimos cultivar, procesar, distribuir y consumir los alimentos tiene un profundo efecto en las personas, el planeta, la prosperidad y la paz. No será posible hacer realidad la promesa de la Agenda 2030 sin un progreso rápido hacia la erradicación del hambre y la desnutrición. Del mismo modo, no se podrá cumplir el compromiso de poner fin al hambre para siempre y para toda la población sin considerables avances en todos los aspectos de la nueva Agenda.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 nos emplaza a «poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible». El mundo ha hecho progresos importantes; desde el año 2000, la proporción de personas subalimentadas ha disminuido a casi la mitad. Pero, al mismo tiempo, en un mundo donde prácticamente un tercio de los alimentos producidos se pierde o desperdicia y donde producimos suficiente cantidad para alimentar a toda la población, casi 800 millones de personas siguen padeciendo hambre. El camino para salir de la pobreza está resultando demasiado lento para demasiada gente.
El tema del Día Mundial de la Alimentación de 2015, «Protección social y agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural», destaca el papel decisivo que desempeñan las transferencias de efectivo, los seguros, las pensiones y otros programas de protección social para que las personas vulnerables puedan gestionar mejor los riesgos y desarrollar medios de vida rentables.
El Reto del Hambre Cero que planteé en 2012 subraya la necesidad de un liderazgo nacional de la mano de alianzas entre múltiples interesados que tengan un amplio alcance. Poner fin al hambre es responsabilidad de todos. A los agricultores, los científicos, las organizaciones internacionales, los activistas, las empresas y los consumidores les corresponde un papel en esta tarea. La creación de sistemas alimentarios inclusivos, resilientes y sostenibles también exige empoderar a las mujeres agricultoras, brindar oportunidades a los jóvenes e invertir en los pequeños agricultores.
El hambre es mucho más que la falta de alimentos, es una terrible injusticia. En el Día Mundial de la Alimentación, reafirmemos nuestro compromiso de trabajar codo con codo para poner fin al hambre en nuestro tiempo.
Ban Ki-moon