En tiempos de “deprivación” (la cara de la nueva pobreza) necesitamos renovar, además de las fuentes de la nueva riqueza, la manera en que ayudamos a crear y desarrollar la salud psicofísica y el rendimiento socioeconómico de las personas y nuestras organizaciones.

Desde hace un tiempo estoy tratando de dar forma al concepto de “empoderamiento emprendedor”, intentando superar las formas tradicionales (en las que he dejado de creer) para formar emprendedores “al uso”.

La “capacitación” no es una actividad independiente de las necesidades y la percepción de las prioridades de quienes son “capacitados”; sino que es parte de su cultura colectiva y «debería ser» un objetivo de sus propias iniciativas de autorrealización.

Resumidamente: debemos abandonar (porque ha dejado de ser funcional) las técnicas para capacitar competencias o habilidades para desempeñar funciones de dirección empresarial, para profundizar en procesos de mediación entre las personas y su entorno (social, económico y tecnológico) con vistas a facilitarles la auto modelación de sus propios talentos y talantes emprendedores.

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