wedding_cake_bride_and_groom_icingLa relación de los británicos con el matrimonio está a la deriva. El número de parejas que se dirigen al altar en estos días es de aproximadamente la mitad de lo que era en los años de 1950, y cada año se ven casi tantos divorcios como primeras bodas. Los niños «ilegítimos», que en un tiempo eran motivo de escándalo, serán mayoría en las salas de maternidad dentro de cinco años. El desamor con el matrimonio es un espejo de lo que está ocurriendo en el resto de Europa, donde la tasa de matrimonios ha declinado casi al mismo ritmo durante los últimos 50 años.

Para sorpresa de muchos, el matrimonio y su lugar en la vida familiar se convertirán en un campo de batalla en las próximas elecciones en Gran Bretaña. Ondeando la bandera por el paraíso matrimonial están los conservadores de David Cameron, quienes dicen que reconocerán los matrimonios y las uniones civiles en el sistema de impuesto sobre la renta, que actualmente le tiene sin cuidado el que las parejas estén casadas o no (a menos que fuesen nacidos antes de 1935, en cuyo caso todavía aplica un viejo bono). Los laboristas y los demócratas liberales prometen mayor ayuda a las familias a través de consejos para padres, cuidados gratuitos de niños, y otros beneficios, pero se niegan a favorecer a las parejas casadas por encima de las no casadas.

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