bstn337lSiempre que Anne Fishel y su familia hablan sobre las conductas que no están permitidas durante las comidas familiares, sale a relucir el Incidente del Yom Kipur.

Hace dos años, catorce personas se habían sentado a la mesa del comedor en Newton, Massachusetts, para marcar el fin del ayuno durante la festividad judía más solemne.

Fishel observaba a su alrededor y parecía que todo el mundo, su esposo, sus dos hijos, Gabe y Joe, y los amigos de ellos, disfrutaban lo que había cocinado y compartían la idea de que era una cena familiar importante.

Con la excepción, notó ella, de uno de los amigos de Gabe quien, al bajar furtivamente la mirada, enviaba mensajes de texto disimuladamente, y no sólo una o dos veces, sino a cada rato.

Fishel, quien dirige el programa de terapia familiar y de parejas en el Hospital General de Massachusetts, no tenía la intención de avergonzar al joven. Pero otra amiga de Gabe, sentada junto al infractor, le llamó la atención. «No deberías hacer eso aquí», lo amonestó, y no precisamente en voz baja.

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