Ahora que los compradores han prometido renunciar a sus tarjetas de crédito, estamos en riesgo de sufrir la epidemia de una aflicción hasta el momento ignorada: el remordimiento del ahorro.
Los psicólogos de consumo la llaman hipermetropía, igual que el defecto ocular que hace que la gente vea mejor de lejos y que es lo opuesto a la miopía. Son personas tan obsesionadas con prepararse para el futuro, que no pueden disfrutar el presente y terminan por recordar con tristeza todas las oportunidades de diversión perdidas.
La hipermetropía, en este caso, parece afectar a una amplia variedad de personas bajo ciertas circunstancias.