¿Qué implicación tiene el aburrimiento en la infancia?

Crear juegos nuevos, desmontar juguetes existentes para crear otros distintos, diseñar algo a partir de la nada… Son actividades que se convierten en imposibles para niños con una agenda sobrecargada. Un pequeño paréntesis de aburrimiento es imprescindible para ellos.

El juego es la forma de expresión más evidente e inmediata que tiene un niño a su alcance. Así lo indican la mayoría de los expertos en pedagogía que han estudiado la cuestión. Hay dos factores que lo convierten en un elemento educativo útil: la imitación de la vida humana (en todos sus aspectos) y el desarrollo de la creatividad.

Esta última, muy valorada en nuestros días, puede necesitar un poco de aburrimiento para prosperar. En la actualidad, muchos niños y adolescentes tienen la agenda completamente saturada, por el horario escolar, los deberes y las actividades extraescolares. Algunas llegan incluso a ocupar tiempo del fin de semana, con lo cual, los pequeños disponen hoy de poco tiempo para aburrirse.

Varios autores están de acuerdo en la necesidad de que los pequeños tengan ese pequeño espacio para detenerse y pensar: “¿y ahora qué hago?” En realidad, es la única forma de que se adapten a esa situación y aprendan a gestionarla correctamente. Además, para padres y educadores es una oportunidad excepcional para enseñarle que la imaginación y la creatividad son el mejor aliado, en este caso.

Sin llegar nunca a decirle exactamente qué hacer (pues se perdería la libertad que por sí sola implica la creatividad), los padres pueden ofrecer algunas sugerencias o directrices al pequeño cuando manifieste aburrimiento. A continuación citamos las más habituales.

Inventar pueden inventarse juegos, que se salgan de lo habitual o que incluyan nuevas reglas diseñadas por los niños. Otra buena idea es idear juguetes nuevos a partir de los que ya tienen.

Jugar al aire libre les ayudará a relacionarse con otros niños, o con la naturaleza y el medio ambiente si se trata de una excursión. Estar fuera del hogar es muy positivo para el desarrollo de la imaginación.

Variación en lo cotidiano puede ser cualquier cosa innovadora, desde actividades no programadas o cambios en la rutina habitual hasta transformar la habitación en una nave espacial.

Imaginar lo imposible la imaginación es libre y los niños obtienen mucho de ella, por ejemplo, imaginando historias o creando otros mundos. Para los padres siempre es mejor no limitar la imaginación del niño con parámetros racionales, aunque a veces sientan la tentación de hacerlo.

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