Mucho se habla sobre escoger una profesión que nos guste y apasione, pero qué sucede cuando el problema no es la falta de pasión, sino la simple rutina que nos hace presos del trabajo y nos vende la ilusión de que “trabajamos duro” y por ello necesitamos invertir más de 8 horas diarias en él; esto suena perfecto para quienes empiezan a trabajar, son inexpertos y quieren comerse el mundo, pero cuando ya tienes experiencia sabes que las horas consumidas en un proyecto no precisamente determinan la calidad del trabajo.
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Prioridades vamos todos sabemos que son las prioridades, sabemos que son importantes para trabajar bien, pero aún con ese conocimiento nos cuesta sentarnos a delimitarlas o simplemente creemos tenerlo bajo control. La lista de prioridades no sólo se aplica al trabajo, también a otras áreas de nuestra vida que a veces arriesgamos creyendo que luego podremos recuperar.
¿A qué te dedicas exactamente? desarrollas aplicaciones, diseñas logotipos, eres maquetador, asesoras, impartes charlas en universidades, talleres de usabilidad, escribes libros sobre tecnología, brindas entrevista a medios, eres blogger, experto en social media y actividades afines ¿te suena familiar? como el medio es tan amplio hacemos de todo, pero es precisamente todo esto lo que no permite enfocarnos para producir más en menos tiempo.
Gestión de tiempo es posible que me digas, sí ya tengo un horario establecido, pero resulta que a veces pasas más de esas horas establecidas en un proyecto, entonces ese horario simplemente no importa, cuando le ponemos precio al tiempo la gestión del mismo adquiere valor económico, si aún no sabes cuál es el precio de una hora de tu tiempo de trabajo, te recomiendo que lo hagas para que te des cuenta de todo el dinero que has perdido en esas “arduas horas de trabajo” que en realidad no han sido del todo lucrativas.
Decir que “no” algunos proyectos simplemente no valen la pena hacerlos, no son rentables y quizás te cuesta aceptarlo porque no quieres perder el cliente o la oportunidad de ayudar a alguien. Revisa tu portafolio, tu experiencia y aprende a decir “no” a todos esos proyectos o actividades que te hacen perder tiempo y dinero. Aprende que decir “no” en realidad no te convierte en una mala persona, al contrario aprendes a respetar tu trabajo y el de los demás.
Madurez considero que nunca dejamos de crecer, aprender y madurar. La madurez trae consigo sabiduría para tomar decisiones, la madurez profesional también es importante para equilibrar nuestras áreas de vida. Ella también te proporciona una visión y percepción de las cosas que deseas alcanzar. No le huyas a la madurez, dale la bienvenida cuando sea el momento y aprovechala porque a todos nos llega en diferentes momentos.
No podemos dejar que todo nuestro tiempo sea consumido por el trabajo, existen otras cosas por hacer y disfrutar. Parte de madurar y crecer como profesionales es comprender que establecer límites, prioridades y una buena administración del tiempo es fundamental para disfrutar otras áreas, que el trabajo solo es parte del proceso para alcanzar nuestras metas y tener una vida plena.