¿Vale la pena pagar para ejercitar la mente?

Para las personas de la tercera edad que están preocupadas por mantener la agudeza mental, las comunidades de personas retiradas y las empresas están impulsando lo que llaman «ejercicios para la mente»: ejercicios, juegos, clases que prometen alejar la pérdida de memoria, mejorar el nivel de atención y ayudarlos a ser más productivos.

Están encontrando una audiencia receptiva. Este mercado para mantener el cerebro en forma —que incluye de todo, desde juegos manuales y tests hasta clases grupales, diseñados para que las personas mayores se mantengan agudas mentalmente— se triplicó entre 2005 y 2009 hasta llegar a US$295 millones, según los datos más recientes disponibles de la empresa de investigación de mercado SharpBrains, que hace el seguimiento de tendencias y de tecnología en este mercado. Las comunidades de jubilados se han subido al tren, y 60% de ellas ofrece algún tipo de clase o programas de agudeza mental. Ese porcentaje casi triplica al de tres años atrás, dice Colin Milner, presidente del Consejo Internacional de Envejecimiento Activo. Y una cantidad de desarrolladores de software han entrado al mercado con juegos, «programas de entrenamiento» personalizados y otros programas que prometen mantener a los usuarios concentrados, a precios que van de unos pocos dólares a varios cientos.

El problema, dicen los expertos, es que todos esos ejercicios pueden no valer el dinero extra. «No hay una evidencia sólida de que los juegos hechos a medida sean mejores que, digamos, leer o hacer un crucigrama o hacer otra cosa para estimular el cerebro», señala Marc Agronin, director de salud mental e investigación clínica del Sistema de Salud Judío de Miami y autor de «Cómo envejecemos».

Aún así, hay una buena razón por la que estos productos han encontrado un nicho. Según una investigación de 2010 de AARP, una asociación de jubilados de EE.UU., las personas nacidas durante la postguerra están más preocupadas por «mantenerse agudas mentalmente» que por quedarse sin dinero.

Una encuesta diferente de la agencia de noticias Associated Press descubrió que esa generación le teme mucho más a que su estado mental se deteriore que a la muerte: mientras que 44% de este grupo afirma que una de sus principales preocupaciones es perder la memoria, sólo 18% dice que la muerte es lo que más le preocupa. Como consecuencia, se prevé que el mercado para este tipo de productos y servicios llegue a US$8.000 millones para 2015, sostiene Álvaro Fernández, presidente ejecutivo de SharpBrains.

Algunas investigaciones sugieren que «entrenar al cerebro» tiene claros beneficios. Y un estudio de 2010 de la Universidad de California en Los Ángeles, encontró que los juegos de ejercicios para el cerebro mejoraron los puntajes obtenidos por personas de edad avanzada en tests de memoria en alrededor de 16%. Y resultados preliminares de otro trabajo del Centro Médico Baptista de la Universidad Wake Forest mostraron que sólo ocho horas de ejercicio mental —en este caso, tratar de identificar palabras mientras hay sonidos que distraen— pueden mejorar la capacidad para prestar atención.

«Los juegos de ejercicio para el cerebro no pueden lograr milagros», dice Fernández. «Pero pueden incrementar la memoria y la atención, y ayudar a construir reservas cognitivas para retrasar la pérdida de memoria».

También hay algunas limitaciones muy reales, dice Agronin. No hay nada que puedan hacer para evitar o tratar el Alzheimer, uno de los principales creadores de caos en la capacidad cognitiva de las personas mayores afirma Fernández. Y para la gente saludable, los ejercicios pueden ayudar sólo hasta cierto punto. Porque tienen lo que se llama un «efecto de techo» —sólo pueden mejorar la capacidad cognitiva hasta cierto nivel— estos productos pueden no hacer mucho por personas que se mantienen muy agudas, dice Agronin. Y como un programa de ejercicios físicos, es fácil perder la línea: las personas mayores necesitan seguir con esos juegos y programas para conservar esas mejoras, agrega Fernández.

A los consumidores interesados, los expertos les recomiendan comenzar con algo pequeño. Comience con uno de los juegos gratuitos ofrecidos en sitios como cognitivefun.net y brainexperiment.org, dice Christian Elliott, un investigador de MyBrainTest.org, que analiza pruebas cognitivas. Para tener una idea de cuál es su punto de partida, Cognifit, con sede en Nueva York, una empresa que produce un software para «entrenamiento» del cerebro y se dedica al desarrollo web, acaba de relanzar su sitio, que les ofrece a los consumidores una evaluación gratis. Mide habilidades como memoria contextual, tiempo de respuesta y coordinación entre manos y ojos. También provee a los usuarios de un conjunto personalizado de juegos gratis que desafían la memoria contextual, la de corto plazo, el tiempo de respuesta y la coordinación entre manos y ojos (también ofrece juegos más avanzados por US$4,99).

Otra opción, dice Elliot, es Lumosity, que también ofrece una evaluación en línea de memoria, atención, velocidad, flexibilidad y resolución de problemas, así como juegos personalizados. Los costos: desde US$14,95 mensuales a unos US$80 anuales. «Los juegos son buenos y el sitio es fácil de usar», dice Elliott. La gran desventaja: dado que la compañía trata de alcanzar a una gran audiencia de todas las edades, sus ofertas son bastante generales y por lo tanto hay pocas opciones para, por ejemplo, una persona mayor que tiene una disminución cognitiva relativamente significativa, señala.

Un portavoz de la empresa sostiene: «Esto se logra sin ceder nada, al ajustar automáticamente la dificultad de cada actividad a la capacidad del usuario».

Por último, Posit Science ofrece un programa de software que apunta a áreas específicas de declinación con «Brain Fitness» para memoria auditiva y velocidad de procesamiento e «Insight» para memoria visual y velocidad de procesamiento. Ambos son relativamente caros y cuestan US$395. Un portavoz de la compañía afirma que el producto vale el precio y tiene más investigación científica que cualquier otro.

Catey Hill | Wall Street Journal