Tensiones cuando hijos adultos vuelven a casa

angry-mom1Cuando las épocas económicamente difíciles obligan a adultos a volver a vivir en el hogar de sus padres durante un periodo prolongado, la situación rara vez está desprovista de tensiones. Hay viejas expectativas y patrones de conducta, nuevas parejas y realidades económicas y una serie sin fin de necesidades individuales en conflicto.

Sentimientos de fracaso, depresión y ansiedad son comunes para un hijo adulto que recurre a un padre en busca de ayuda, dijo Donna Wilburn, presidenta de la Asociación del matrimonio y terapia familiar de Nevada.

Wilburn, que trabaja en una de las áreas más golpeadas por la crisis en Estados Unidos, dijo que la situación también puede ser difícil para los padres que están en edad de jubilarse. «Los padres sienten resentimiento, pues simplemente quieren estar jubilados», dijo.

Aunque podría ser aceptable que un adulto desempleado admita que tiene depresión, admitir que uno está harto de mantener a sus hijos desempleados aparentemente es tabú.

«Creo que lo que yo haría en esa situación sería asegurarme que ellos» (los padres de edad relativamente avanzada) «se cuiden y no fomenten la irresponsabilidad al ayudar demasiado ni mantener al hijo», dice Wilburn. «Si el hijo puede trabajar en lo que sea, debería hacerlo».

Los expertos en esta área, incluyendo el AARP, grupo de cabildeo para estadounidenses de la tercera edad, coinciden en la importancia de hablar de las expectativas, acerca de los gastos, los quehaceres y la división del espacio doméstico, antes de que un hijo adulto se mude a la casa. John L. Graham y Sharon Graham Niederhaus, autores de «Together Again: A Creative Guide to Successful Multigenerational Living» (Juntos de nuevo: Una guía creativa para la vida multigeneracional exitosa), lo llevan un paso más allá. Para quienes pueden costearlo, la clave a la vida intergeneracional, afirman, es una cocina independiente y entradas separadas.

Dicho arreglo definitivamente ayudó a Nan Mooney, escritora freelance de 39 años, quien regresó a vivir con sus padres en su casa de tres recámaras en Seattle hace año y medio, después de que un trabajo en San Francisco no se concretó. Mooney, que había decidido convertirse en madre soltera, tenía cinco meses de embarazo cuando se mudó a la casa paternal. Tenía su propia habitación, sala, baño y entrada en la planta baja.

Otros problemas han sido más difíciles de resolver. «Cuando eres adulto y has vivido fuera de la casa durante quince años, es difícil adaptarte», dice Mooney.

«Usé los servicios de una partera y mi madre estaba histérica. Hubo muchas discusiones. Fue difícil para ellos no tratarme como si tuviera trece años, y difícil para mí no reaccionar como si tuviera trece años», explicó.

Joyce Wadler | New York Times