Un género periodístico es una forma literaria que se emplea para contar cosas de actualidad a través de un periódico. Estos géneros tienen su origen en la historia del periodismo y existen varias etapas. Si te pones a leer un periódico verás que contiene noticias, artículos, fotografías, anuncios, etc.
En la prensa se diferencian tres tipos de géneros periodísticos: informativo, opinión e interpretativo. No es fácil diferenciar unos de otros. Para eso está Media Prensa y, más exactamente, este bloque.
El género informativo se fundamenta en las noticias y en los reportajes objetivos. La noticia es el relato de un acontecimiento de actualidad que suscita interés público. El reportaje objetivo es un relato que describe un hecho sin incluir opinión o valoración del periodista.
El género de opinión en los editoriales y los artículos de opinión. El editorial es el artículo de opinión del periódico. Los artículos o comentarios de opinión, cada vez con más presencia, como habrás observado, constituyen el planteamiento personal de quien lo escribe sobre un tema de actualidad.
El género interpretativo combina la información con la opinión y de ese cóctel surgen las crónicas, los reportajes interpretativos, las entrevistas, etc. Si tienes que hacer una entrevista a alguien para el periódico del instituto, no te olvides de leer este bloque, pues te ayudará a definir la técnica para realizar una buena entrevista de personalidad.
Como en nuestros días está todo muy liado, y en la prensa se pueden distinguir los contenidos según sea el grado de especialización, este bloque te aportará algunas respuestas sobre el periodismo especializado y lo importante que resulta ir pensando en adquirir conocimientos sobre ciertos sectores o temáticas sociales para ser competitivo y demostrar lo capacitado que estás.
El origen de los géneros
Los géneros periodísticos aparecen vinculados, desde un principio, a la prensa escrita. Por este motivo, cuando te preguntes ¿qué es un género periodístico? debes saber que son las diferentes formas literarias que se emplean para contar cosas de actualidad, siempre que después aparezcan en algún medio de comunicación, en nuestro caso la prensa escrita.
Los géneros están clasificados en dos grandes apartados. Por un lado, los que se refieren a los relatos que cuentan los hechos, y por otro, a los comentarios que se utilizan para ofrecer ideas.
El origen de los géneros periodísticos ha estado muy relacionado con la historia del periodismo y, a partir de mediados del siglo XIX, se conocen varias etapas:
a) la del periodismo ideológico, que predomina en todo el mundo hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Es doctrinal y moralizador, al servicio de ideas políticas o religiosas. Es una etapa en la que la prensa aportaba muy pocas informaciones y muchos comentarios.
b) la del periodismo informativo, que surge sobre 1870, paralelo al periodismo ideológico, y que se irá perfilando a partir de 1914, primero en Inglaterra y después en EEUU, como un periodismo que se apoya sobre todo en la narración o en el relato de los hechos. Esta etapa ha sido denominada como «la Edad de Oro de la Prensa», en la que los hechos se imponen a los comentarios. Los anglosajones lo llaman story, y da paso a lo que hoy conoces como información «pura y dura», aunque en este género periodístico informativo también entran los reportajes y las crónicas, con sus respectivas variantes.
c) a partir de 1945, cuando termina la Segunda Guerra Mundial, se inicia la etapa del periodismo de explicación. Se busca una mayor profundidad en las informaciones, para lo que el periodista utiliza una mezcla entre el relato y el comentario ¿Para qué? te preguntarás. Para que el lector, mediante una narración objetiva de los hechos, entienda los juicios de valor de forma fácil y rápida. Esta forma de contar cosas se aprecia, sobre todo, en el género del reportaje en profundidad.
Si te pones a leer un periódico impreso, observarás diferentes formas de presentar las informaciones:
las noticias o relatos de hechos
los comentarios o artículos, que permiten desarrollar determinadas ideas
las fotografías
los anuncios
Los anuncios corresponden al apartado de Media Publicidad, pero las noticias y los artículos, sea cual sea su periodicidad, sí conviene diferenciarlos dado que contemplan estilos diferentes, tienen una finalidad distinta y, además, una disposición psicológica particular por parte de quien los realiza.
Información y opinión
En la prensa podemos diferenciar tres tipos de géneros periodísticos: género informativo, género de opinión y género interpretativo. Este último surge como género híbrido entre la información y la opinión y adopta distintas formas periodísticas.
No te preocupes si en un principio te cuesta diferenciar unos géneros de otros. Pero si quieres ser un buen lector de prensa (e incluso un futuro periodista) debes saber distinguir con claridad la información y la opinión que aparecen en las páginas de los periódicos.
Los diarios y las revistas incluyen entre sus contenidos páginas reservadas a la información (noticias, reportajes objetivos); otras se reservan para ofrecer opiniones sobre las noticias de actualidad (editoriales, columnas, artículos de opinión); también podemos encontrar fórmulas periodísticas que interpretan la realidad, combinando los datos informativos con determinados enfoques y juicios personales del propio periodista (crónicas, reportajes interpretativos, entrevistas). En la prensa se pueden distinguir tres actitudes diferentes: informar, opinar e interpretar.
Todas ellas son válidas desde un punto de vista periodístico. Si bien el lector no debe encontrar ninguna dificultad para distinguir cuándo se encuentra ante una información o noticia y cuándo ante un artículo de opinión. Los géneros periodísticos, los estilos lingüísticos utilizados, tienen como una de sus finalidades que el lector de prensa pueda diferenciar estas actitudes.
Los periódicos y revistas, generalmente para diferenciar con mayor claridad la información de la opinión, dedican unas páginas específicas para agrupar todos los contenidos que podríamos clasificar como opinión. Si estás leyendo una de esas páginas, sabes que se te ofrecen unos puntos de vista determinados sobre diversas noticias, siempre con una finalidad implícita por parte del articulista de convencer al lector de lo acertado de su postura. Sin embargo, se supone que el resto del espacio del periódico o revista se destina a la información y, en todo caso, a la interpretación.
En ocasiones, artículos de opinión y noticias comparten una misma página, pero en esos casos se pueden distinguir tipográficamente con claridad: se utilizan tipos de letra diferentes, se enmarcan los artículos, etc.
Si prestas un poco de atención, cuando leas un periódico puedes darte cuenta de que el periodista tiene una actitud esencialmente informativa, de carácter explicativo, cuando escribe una noticia. Sin embargo, el editorialista o columnista de opinión lo que hace es abogar por unos principios o planteamientos empresariales, por lo que tratará de convencernos de sus propias ideas.
La información, la interpretación y la opinión que encontramos en la prensa enriquecen nuestra visión de la actualidad. Son actitudes y géneros que se complementan pues cada uno desempeña sus propias funciones. El problema surge si el lector confunde una opinión personal de un colaborador del periódico con un dato informativo que se supone objetivo y veraz.
La noticia
Las noticias o informaciones constituyen, junto a los reportajes objetivos, los géneros informativos. La noticia es el relato de un acontecimiento de actualidad que suscita el interés del público. El periodista tiene la responsabilidad de relatar con la mayor objetividad y veracidad posible cómo se han producido esos acontecimientos o hechos.
La noticia tiene unas funciones claramente delimitadas y el periodista trata de cumplirlas con el mayor rigor profesional. El lector recibe la información sin ningún tipo de valoración personal u opinión del periodista que ha redactado la noticia.
Cuando te dispongas a redactar una noticia no debes pretender ser el más original o el más creativo sino el más preciso, veraz y objetivo. El estilo lingüístico utilizado está claramente definido por las siguientes normas: claro, concreto y conciso (las tres ces).
El periodista ordena los datos en la narración de la noticia en orden decreciente a su importancia: parte de los datos más importantes para llegar hasta aquellos menos significativos que cerrarán el cuerpo de su noticia. Las noticias siguen una estructura de pirámide invertida.
En la noticia se deben incluir los datos esenciales para la comprensión del acontecimiento. Se tiene que proporcionar al público las respuestas a las llamadas 5 W: Quién, qué, cuándo, dónde, por qué (who, what, when, where, why, a las que, como vimos en el epígrafe 3.5, se puede añadir el Cómo (How).
La redacción de la noticia presenta unas pautas rígidas con escaso margen para la creatividad u originalidad por parte del profesional de la información. Sin embargo, es el género que con mayor eficacia cumple la función que podemos considerar prioritaria para el periodista: la de informar.
La noticia se compone de tres partes: titular, lead o entradilla y cuerpo de la noticia.
El reportaje
Se pueden distinguir dos tipos de reportajes: el reportaje objetivo y el reportaje interpretativo. Cada uno de ellos pertenece a un género periodístico. El reportaje objetivo es considerado un género informativo, mientras que el reportaje interpretativo se clasifica como género interpretativo.
El reportaje objetivo cumple en gran parte las mismas funciones que la noticia. Presenta bastantes elementos comunes, sobre todo que el periodista mantiene la objetividad en la presentación de los hechos. Es un relato descriptivo que no debe incluir opiniones personales o valoraciones del periodista, si bien este tipo de reportaje tiene sus propios rasgos característicos que le diferencian de la noticia. Quizá el más evidente es que su extensión generalmente es mayor. El reportaje, por tanto, permite al periodista ofrecer un mayor número de datos complementarios que cuando redacta una noticia en la que debe ceñirse a los elementos esenciales, dada la limitación de espacio con la que trabaja.
También encontramos diferencias en lo que se refiere al lenguaje. En el caso de la noticia ya sabes que se aplican unas normas estrictas y un lenguaje bastante definido. En el reportaje el periodista disfruta de una mayor libertad expresiva siempre limitada por la función de informar. Si escribes un reportaje, podrás utilizar algunas estructuras sintácticas poco frecuentes en las noticias, o elaborar descripciones más creativas, pero no se te puede olvidar que lo que pretendes ante todo es informar con profundidad al lector de unos hechos determinados. Si nuestra creatividad supone una dificultad añadida para que el lector pueda recibir esos datos informativos de un modo claro y directo, nos habremos equivocado en el planteamiento. Siguen siendo válidas para el reportaje las siguientes normas que rigen la noticia: objetividad, claridad y precisión.
El reportaje objetivo consta de dos partes: el lead y el cuerpo del mismo. El lead del reportaje pretende ganar la atención del lector desde la primera frase, a diferencia del lead de la noticia que tiene como función prioritaria condensar la esencia de la noticia. No es necesario que el lead del reportaje reúna los datos esenciales de los acontecimientos o hechos que se describen. Pretende atrapar el interés del lector para que continúe la lectura del reportaje. Para ello puede aplicar distintas fórmulas de lead utilizando: la ironía, el contraste o la sorpresa. Cuando el periodista lo considere oportuno podrá utilizar también el lead informativo característico de la noticia.
En el cuerpo del reportaje el periodista tampoco tiene que ceñirse a la estructura de la pirámide invertida casi obligatoria en las noticias. Además de aplicar esta estructura cuando la estime conveniente, el periodista puede combinar datos esenciales con datos complementarios para mantener el interés del lector y la intensidad del relato. Recuerda entonces que en el reportaje no es obligatoria la exposición de los datos en estricto orden decreciente de importancia.
Dentro del reportaje objetivo distintos autores diferencian distintos tipos de modalidades como pueden ser: el reportaje de acontecimiento, el reportaje de acción, el reportaje corto, etc.
El otro gran tipo de reportaje es el reportaje interpretativo que sí presenta unas diferencias muy significativas frente al objetivo. El reportaje interpretativo pertenece a los llamados géneros híbridos o interpretativos, combinando componentes propios de los géneros informativos con otros utilizados en los géneros de opinión.
En el reportaje interpretativo el periodista relata un hecho de actualidad pero introduce también determinados juicios de valor. El periodista se permite abandonar la estricta objetividad utilizando elementos subjetivos. El movimiento llamado «Nuevo periodismo», que surgió en EEUU en los años 60, desarrolló este tipo de reportajes rompiendo muchos de los tabúes y normas que regían el periodismo.
Los reportajes interpretativos suelen tener una gran creatividad: la libertad lingüística es total, la estructura del relato es libre. El autor puede llegar a recrearse con su propio estilo literario buscando la originalidad. Todo, o casi todo, le está permitido siempre y cuando interese al lector.
La entrevista
La entrevista puede ser considerada como un tipo específico de reportaje. Si bien sus elementos característicos también pueden convertirla en un género periodístico totalmente diferenciado. Lo que interesa es tener claro que la entrevista pertenece a los géneros interpretativos.
La entrevista es un género que está muy presente hoy en día en la prensa. Tanto los periódicos como los semanarios u otro tipo de revistas dedican muchas de sus páginas a ofrecer a sus lectores entrevistas con aquellos personajes públicos que se consideran relevantes. Permiten al lector un acercamiento virtual, un conocimiento directo de aquellos personajes que le resultan interesantes, admirados, queridos…
Existen distintos tipos de entrevistas, pero la entrevista periodística por excelencia es la que se conoce como entrevista de personalidad. El periodista, en este caso, trata de recoger con veracidad la personalidad del personaje entrevistado. Comparte con sus lectores aquellos elementos más significativos de la conversación que ha mantenido con ese personaje.
La técnica de redacción de la entrevista consiste en alternar las descripciones o consideraciones que realiza el periodista con las palabras textuales del entrevistado. Esa combinación permite que el lector pueda penetrar en la psicología del personaje. El periodista introduce en sus consideraciones elementos interpretativos.
Las entrevistas de personalidad suelen contar con una extensión considerable que puede alcanzar distintas páginas y suelen ir acompañadas de un reportaje fotográfico que retrata la imagen del entrevistado, mientras que el texto de la entrevista pretende retratar el «espíritu» del mismo.
Los periodistas que realizan este tipo de entrevistas deben saber persuadir al entrevistado y crear un clima de conversación lo suficientemente agradable para que el personaje se muestre tal y como es en realidad. Posiblemente las entrevistas preferidas por los lectores son aquellas en las que los entrevistados muestran su verdadera personalidad, muchas veces oculta tras una imagen pública determinada.
Conseguir extraer opiniones interesantes y sinceras del entrevistado depende en gran parte de la destreza y la psicología del propio periodista. La entrevista siempre debe transcurrir como una conversación grata para el entrevistado. En muchas ocasiones el entrevistado parte de una actitud desconfiada pero las preguntas y la conversación del periodista consiguen un talante mucho más expresivo y sincero por su parte.
Para obtener una buena entrevista, el periodista necesita en primer lugar una buena documentación sobre el personaje. Necesita conocer aquellos pasajes más interesantes de su vida y de su obra para poder realizar preguntas profundas e interesantes. El periodista puede llevar un guión con las preguntas que previamente ha pensado y formularlas a lo largo de la conversación, pero no debe olvidar que en el transcurso de la misma, y ligadas a las respuestas, pueden aparecer nuevos temas interesantes sobre los que es conveniente improvisar nuevas cuestiones. Es fundamental prestar atención a la respuesta que nos ofrece el entrevistado, un error muy común es que el periodista enuncie su pregunta y mientras le contestan tan sólo se preocupa de pensar cuál será la siguiente pregunta que va a formular.
Si realizas alguna entrevista, puedes tomar notas y, si te lo permite el entrevistado, grabar la conversación. Todo ello te resultará muy útil a la hora de redactar la entrevista, pero no olvides que no debes distraer nunca al entrevistado con la manipulación de la grabadora, el cambio de cinta, etc. Tampoco debes fijar tu mirada en la libreta de las notas. No te olvides que estás conversando con ese personaje y que es a él a quien debes mirar, manifestándole tu atención. ¿A que tú tampoco harías una confidencia, ni te mostrarías excesivamente expresivo con una persona que te da la impresión que no escucha porque parece pensar en otra cosa y no te mira directamente?
El buen periodista sabe comportarse con la mayor naturalidad y educación con el entrevistado sin que ello le impida realizar preguntas presumiblemente incómodas o comprometidas y guiar la conversación.
Para la redacción de la entrevista no es obligatorio ceñirse al orden estrictamente cronológico en que se han ofrecido las respuestas. Podemos romper ese orden, buscando agrupar las respuestas por temas, momentos de la biografía del personaje, etc. Pero sí tienes la obligación ética y profesional de ser fiel y veraz con las palabras del entrevistado.
Hay otros tipos de entrevistas como las realizadas a modo de test o cuestionario fijo, entrevistas de declaraciones, etc.
La crónica
La crónica periodística se considera un género interpretativo. En la prensa española encontramos abundantes crónicas, aunque posiblemente hasta ahora podías confundirlas con noticias o incluso con artículos. Apréndete las siguientes características de la crónica y así podrás identificarlas sin ninguna dificultad:
En España se considera la crónica la narración de una noticia en la que se incorporan ciertos elementos de valoración e interpretativos, aunque estos siempre tienen un carácter secundario frente a los elementos estrictamente informativos. Como ves nos encontramos de nuevo con un género híbrido, como también lo son el reportaje interpretativo o la entrevista.
La crónica presenta, además, la peculiaridad de que tiene siempre una cierta continuidad, aparece con una determinada periodicidad. Bien sea por el periodista que la firma o por la temática que trata. Por ejemplo, es fácil encontrar en la mayoría de los periódicos la crónica taurina del día, o la crónica de sociedad. El lector interesado en esos temas busca todos los días esas crónicas. En otras ocasiones hablamos de crónicas firmadas por determinado periodista que aparecen con cierta regularidad, como las crónicas del corresponsal del periódico en Nueva York.
Esta continuidad genera cierta familiaridad entre el cronista y el lector. El lector conoce perfectamente el estilo de su cronista taurino favorito, o reconoce las informaciones firmadas por el corresponsal. Esta familiaridad permite al cronista escribir en un tono directo, e incluso llano y desenfadado, que no resultaría admisible para la redacción de una noticia.
El estilo de la crónica es objetivo al igual que el de la noticia, pero el periodista se permite una mayor libertad expresiva en el uso del lenguaje, hasta el punto de crear un estilo personal. También puede estructurar la crónica con libertad, sin aplicar la pirámide invertida con la intención de mantener el interés desde la primera hasta la última línea.
En la prensa encontramos distintos tipos de crónicas y todas ellas reúnen las características citadas diferenciándose por los temas que tratan: crónicas de sucesos, crónicas deportivas, crónicas taurinas, crónicas de corresponsales fijos en el extranjero, crónicas de corresponsales en otras provincias, crónicas de enviados especiales, crónicas políticas, crónicas de viajes, crónicas de sociedad, etc.
El corresponsal fijo en una ciudad extranjera es el periodista que el medio destina a un determinado país para obtener una información completa, y en muchos casos exclusiva, de lo que allí pueda suceder. Este periodista que actúa como corresponsal debe conocer perfectamente todos los elementos políticos, culturales, económicos, etc, del país en el que va a trabajar para poder interpretar correctamente las informaciones que allí se producen. También debe esforzarse por ofrecer crónicas que contengan informaciones exclusivas o enfoques propios no facilitados por las agencias de noticias u otros medios de comunicación.
Las crónicas del enviado especial tratan de cumplir las mismas funciones descritas para los corresponsales, pero en este caso se trata de periodistas que el medio envía temporalmente para cubrir determinada información que se está produciendo, o que se presume que en breve se pueda producir, en una zona geográfica determinada. Los enviados especiales cuentan con la desventaja, frente a los corresponsales fijos, de que necesitan conocer con rapidez las circunstancias de ese entorno, en muchos casos desconocido hasta entonces, para poder informar con eficacia.
El editorial
La prensa añade a sus funciones de informar e interpretar una tercera que es la de opinar acerca de la actualidad. Distintas fórmulas periodísticas, que se pueden definir como géneros de opinión, tratan de desarrollar esta función.
Una de estas fórmulas es la del editorial. El editorial es un artículo de opinión que no va firmado por ninguna persona pero que recoge la opinión institucional y colectiva del periódico o revista. Ese carácter institucional otorga a este tipo de artículos una gran trascendencia pública. Los lectores pueden conocer la opinión abierta y directa del medio sobre distintos temas de actualidad, así como sus planteamientos ideológicos implícitos.
Todos los editoriales opinan acerca de noticias aparecidas en ese mismo número o en números recientes. Los temas de actualidad tratados en un editorial suelen ser aquellos que entrañan una mayor trascendencia y una gran importancia. Pueden versar sobre asuntos políticos, económicos, sociales, etc.
Se pueden encontrar editoriales más polémicos, más fríos, más contundentes, más explicativos, más expositivos o más combativos, según sea la postura sostenida por el medio.
Los periodistas que elaboran los editoriales suelen estar especializados en esa tarea y gozan de la absoluta confianza del Director. Los periódicos cuentan con un Consejo editorial que debate, perfila y decide cuáles van a ser las opiniones institucionales que se van a defender ante la opinión pública mediante los editoriales. Los editoriales del día están agrupados en la que se denomina página editorial.
El editorialista goza de gran libertad expresiva sin olvidar la necesidad de ser claro y preciso. El estilo suele ser grave y digno, acorde con la importancia del tema tratado. Nunca se utiliza el yo personal del periodista que lo escribe ya que se expresa la opinión colectiva del periódico o revista.
En el editorial no se utilizan los párrafos introductorios, el espacio disponible es limitado y se afronta desde la primera frase el tema sobre el que se pretende opinar. Cualquier editorial suele contener: una primera parte que enuncia y recuerda el tema, una segunda en la que se desarrolla el análisis y la interpretación que suscita y se finaliza con una tercera con la presentación de una postura y una opinión concreta. Esta opinión puede formularse a modo de solución, pronóstico o crítica. En este tipo de artículos resultan especialmente decisivos, para conseguir el propósito editorializante, el primer y último párrafo.
Para redactar un editorial, el periodista debe conocer con profundidad el tema sobre el que se va a opinar a fin de que la opinión del periódico nunca resulte contradictoria, incoherente o con escasa argumentación ya que esto dañaría la credibilidad general de la publicación.
Los periódicos reservan los editoriales para opinar sobre los temas más importantes, pero cuentan con otras fórmulas para emitir opiniones institucionales sobre temas de menor calado o para hacerlo de un modo un tanto más ligero y menos profundo sobre asuntos de gran interés. Entre estas modalidades podemos citar los sueltos o los breves, artículos al estilo de aguijones, y laureles, en los que el periódico premia o castiga determinados comportamientos de personas o instituciones.
El artículo de opinión
El artículo de opinión tiene una gran presencia en la prensa. En este tipo de artículos se emiten opiniones concretas suscitadas por un tema de actualidad.
Las funciones del artículo son similares a las del editorial. En él se ofrecen valoraciones, opiniones y análisis sobre diversas noticias. A diferencia del editorial, el artículo va firmado y representa la opinión particular de su autor. En ocasiones, incluso esta opinión puede disentir manifiestamente de la postura institucional del periódico expresada en sus editoriales. Otra diferencia que debes tener en cuenta es que los temas tratados en los artículos pueden ser mucho más variados puesto que los editoriales sólo abordan noticias que poseen una gran relevancia.
La libertad expresiva de la que gozan los articulistas es casi total, desde luego mucho mayor que la de los editorialistas. El articulista puede elegir el tono, la perspectiva, la seriedad, etc, con la que piensa dirigirse a sus lectores, mientras que el editorialista siempre está sometido en su escritura a cierta solemnidad.
El artículo de opinión está estrechamente ligado al autor, por ello su credibilidad y capacidad de influencia dependen del prestigio y autoridad que merezca esa firma a los lectores.
Los artículos suelen tener una extensión entre las quinientas y las ochocientas palabras y no tienen por qué ser escritos por periodistas. Cualquier otro profesional puede expresarse mediante un artículo de opinión. Pero sean periodistas o no, los articulistas suelen ser profesionales contrastados con muchos años de experiencia y una trayectoria conocida por la opinión pública.
Podemos distinguir dos tipos de articulistas: los que abordan cualquier tema o asunto de actualidad y publican sus artículos con una determinada periodicidad, y los que publican, de forma periódica u ocasional, artículos referidos a aquellos asuntos que pertenecen a su especialidad.
Dentro del artículo de opinión se pueden distinguir las columnas personales. Las columnas son espacios reservados por los periódicos y revistas a escritores de notable prestigio, con una periodicidad regular. La libertad expresiva en estos casos es total con dos únicas limitaciones: el número de palabras establecido por el periódico y la claridad debida a los lectores. Constituyen un género híbrido entre la literatura y el periodismo.
El columnista debe reunir dos cualidades: un dominio virtuoso del lenguaje, que materializa en un estilo propio, y una capacidad para ofrecer una perspectiva única y diferente sobre hechos conocidos que pertenecen a la actualidad. El grado de complicidad que el columnista adquiere con sus lectores es muy elevado.
La crítica
Otro género periodístico que podemos diferenciar en nuestra prensa es la crítica. La critica cumple una labor de interpretación de diversos acontecimientos culturales.
La crítica periodística cumple tres funciones simultaneas: informa, orienta y educa a los lectores. La sección cultural y de espectáculos concentra la mayor parte de las críticas que aparecen en el periódico, aunque dentro de esta sección encontramos todos los géneros periodísticos: noticias (un ejemplo son las reseñas culturales), reportajes, entrevistas, crónicas y también críticas.
Hoy en día la producción cultural y artística es altísima, al menos analizada desde valores estrictamente cuantitativos. Los estrenos cinematográficos semanales desbordan incluso a los propios cinéfilos. Las empresas editoriales ofrecen mensualmente cientos de novedades que están disponibles en las librerías en un corto espacio de tiempo. El número de exposiciones que pueden ser visitadas en cualquier capital de provincia es muy abundante. Desde luego esta gran oferta cultural es enriquecedora para la sociedad pero también conlleva una serie de riesgos, probablemente el más importante sea el de la confusión. La crítica adquiere cada vez una mayor importancia, precisamente porque su principal tarea es la de orientar al público y filtrar, en cierto modo, aquellas obras que reúnen unas mínimas cualidades artísticas.
La tarea del crítico es siempre controvertida y no debes olvidar que se mueve en el territorio de la opinión personal, de la valoración subjetiva. Puedes leer dos críticas distintas sobre un mismo libro con juicios contrapuestos. Mientras que para un critico un texto puede ser una obra menor de un gran escritor, para el otro merece la calificación de obra maestra. Esta libertad del crítico a la hora de aplicar sus propios criterios artísticos a la obra analizada beneficia a los lectores que así pueden elegir aquellos críticos que merecen su credibilidad y que se adecúan a sus propios gustos.
Resulta imprescindible, para el periodista que se dedica a la crítica, una gran especialización en aquella temática que trata. El crítico es un especialista, o al menos debería serlo, en la materia que analiza. Debe fundamentar y probar aquello que afirma, sin caer en el dogmatismo ni en la opinión totalitaria.
La crítica periodística es un género diferenciado del periodismo por las funciones específicas que cumple y también por una serie de características propias: debe ser breve pero no superficial, ágil y rápida pero al mismo tiempo reflexiva, profunda y argumentada. Su tono cultural es elevado pero obligatoriamente debe ser inteligible, comprensible para cualquier lector: el crítico no debe olvidar que no escribe para especialistas.
El crítico debe ser fiel a elevadas exigencias en cuanto a su ética profesional, no puede dejarse influir por sus propios intereses o debilidades personales a la hora de realizar su interpretación y juicio sobre la obra artística. Ni para elogiar gratuitamente, actuando más de propagandista que de crítico, ni atacando injustificadamente con la intención de ridiculizar y perjudicar a la obra y a su autor. Su actitud debe partir de la ecuanimidad y el respeto a aquello que juzga, aunque exprese las carencias y defectos que bajo su criterio presenta. Debe ser positivo, resaltando las cualidades de lo que juzga en primer lugar y después referirse a las carencias y las valoraciones negativas.
Si quieres convertirte en un buen crítico, ten en cuenta que debes reunir las siguientes tres cualidades: en primer lugar una gran afición y sensibilidad por el arte que elijas para ejercer la crítica, un profundo conocimiento del mismo y unos sólidos criterios propios.
Las páginas dedicadas a la cultura y los espectáculos, así como los suplementos culturales semanales, son los espacios donde la crítica se desarrolla con una mayor intensidad. También abundan en cualquier tipo de revistas, especialmente en aquellas especializadas en el arte y la cultura.
Existen distintos tipos de críticas en función de la temática que abordan: crítica literaria, crítica cinematográfica, crítica teatral, crítica musical, crítica de arte (pintura, escultura y arquitectura). En último lugar debemos destacar la crítica de radio y televisión, que se encarga de valorar sus respectivos programas.
Periodismo especializado
Al margen de los géneros, en la prensa también podemos distinguir los contenidos en función de su grado de especialización. La complejidad de la actualidad y, en general, de nuestras sociedades ha provocado que la prensa y los periodistas evolucionen hacia unos mayores niveles de especialización.
Existen publicaciones con una temática genérica y diversa y otras publicaciones que optan por especializarse en una materia de la cual se proponen informar en profundidad a sus lectores. Esa decisión repercute directamente en el trabajo periodístico y en los mercados informativos.
Esta es una distinción evidente que podemos establecer en el campo de la prensa, pero incluso en un periódico de información general se establecen secciones con una intención de clasificar y especializar sus noticias. Los periodistas, sin olvidarse de tener una visión amplia de la actualidad, necesitan cada vez con mayor intensidad un conocimiento profundo de aquella parcela concreta sobre la que informan a sus lectores.
Un periodista que escribe en la sección de economía requiere un alto grado de especialización en esa materia para poder comprender y comunicar con eficacia todas aquellas noticias de actualidad que repercutan en el mundo económico. Lo mismo sucede con un periodista especializado en deporte o con otro en política nacional, salud, ciencia, educación, etc.
Los grandes periódicos tratan de competir con los medios informativos audiovisuales (radio y TV) o digitales (información disponible en Internet) ofreciendo a sus lectores una completa información, acompañada de interpretación y opinión. Son cada vez más importantes los cuadernillos o suplementos semanales que se dedican a ofrecer noticias sobre un tema determinado: economía y trabajo, ciencia y tecnología, salud, cultura, educación, etc.
En las redacciones de los periódicos y revistas conviven los periodistas llamados generalistas, dispuestos a cubrir e informar sobre cualquier noticia, y aquellos otros especializados en una temática concreta. Para el funcionamiento de la prensa, ambos profesionales son imprescindibles.
El periodista especializado combina una experiencia profesional y un amplio conocimiento en una determinada área de especialización con la aplicación de los conocimientos periodísticos generales que le permiten informar al público con eficacia. Esta segunda capacidad le diferencia de los profesionales especialistas, que no son periodistas pero colaboran con los medios de comunicación como articulistas o asesores por lo que no dominan el lenguaje periodístico ni otros muchos conocimientos específicos que maneja el periodista para informar con claridad, incluso sobre aquellas noticias más complejas.