Carl G. Jung intentó bosquejar su recorrido interno en un escrito elaboradamente diseñado, lleno de sus fantasías e imaginaciones surrealistas. Conocido como» El libro rojo», no había sido visto por nadie fuera de sus descendientes, hasta hace poco.
El título no requiere de una explicación simbólica y elaborada. El libro en realidad es rojo y está a la vista hasta mediados de febrero en una exhibición montada en su honor, en el Museo de Arte Rubin, en Manhattan: «The Red Book of C.G. Jung: Creation of a New Cosmology» (El libro rojo de C.G. Jung: La creación de una nueva cosmología).
Jung, que ya había roto con Freud cuando empezó a trabajar en esta obra y estaba en proceso de desarrollar su concepto míticamente permeado de la psique humana, se aseguró de que la importancia del libro no fuera ignorada por futuros discípulos. Encuadernado en piel color roja, es un folio enorme, de más de 600 páginas, que lleva el título formal de «Liber Novus» (Libro nuevo).
Jung le dio todos los símbolos de autoridad milenaria y trascendencia estentórea, y lo presentó como un Nuevo Testamento más nuevo.
Los relatos en el libro de las visiones, fantasías y sueños de Jung también están salpicados con sus pinturas (algunas de las cuales se muestran en la exhibición), imágenes realizadas durante los años de la Primera Guerra Mundial y la década siguiente que ahora parecen extraños adelantos del arte folclórico del New Age, de finales del siglo XX.
Presentan diseños florales simétricos y abstractos que Jung llegó a identificar como mándalas, junto con ilustraciones casi infantiles de llamas, árboles, dragones y serpientes, todos en colores vivos y sorprendentes.
Pero lo que es particularmente extraño sobre este libro no es su pretensión o fastuosidad, sino su poder talismánico. La familia lo guardó durante décadas y luego lo mantuvo celosamente fuera de la vista de los estudiosos debido a su naturaleza presuntamente reveladora.
Desde que fue sacado a la luz pública, en parte gracias a los esfuerzos de Sonu Shamdasani, historiador y estudioso de Jung (quien también es curador de esta exposición) se ha convertido en una sensación.
«El libro rojo», un facsímil reproducido meticulosamente y publicado en octubre por W. W. Norton & Company, con pies de página y comentarios detallados de Shamdasani, está en su quinta edición y disponible a un precio de 195 dólares.
El libro es, en verdad, un objeto extraordinario y no sólo porque insiste tan excéntricamente en su propia importancia. Representa la forma de pensar de Jung durante un periodo en el que estaba desarrollando su concepto de «arquetipo» y un «inconsciente colectivo», al proponer un sustrato de la mente humana que forma el lenguaje, la imagen y el mito entre todas las culturas.
Y mientras desarrollaba sus ideas sobre la terapia psicológica como una forma de autoconocimiento, parecía haber estado involucrado en un autoanálisis tal: el libro ofrece un sendero desconcertante y a todas luces no censurado a la vida interna de Jung. «Es simplemente el libro central en su obra», escribió Shamdasani.
Eso es algo que los estudiantes de la vida y obra de Jung pueden considerar mientras intentan poner estos relatos gnómicos en un contexto intelectual y biográfico. Como Jung mismo advirtió en un epílogo incompleto, de 1959, para este libro inconcluso: «Para el observador superficial, parecerá como locura». Incluso quizá para el observador no superficial.
«El tema general del libro es cómo Jung recupera su alma y supera el malestar contemporáneo del aislamiento espiritual», sostuvo Shamdasani.
Y así empezó la empresa de autoexamen de Jung, un implacable cambio en la mente occidental racional, al sumergirse en un peregrinaje a través de la región pagana de su propia psique.
Todavía nos sentimos atraídos por ese arquetipo, incluso si no parece arrojar la iluminación que afirmó Jung.
Pero ver este libro y la exhibición es echar un vistazo a una reliquia extraordinaria de una manera particular de pensar sobre la mente y su historia. La exposición incluye una mándala tibetana del siglo XIII que perteneció a Jung; en el piso superior de donde se encuentra el libro está una exhibición asombrosa de estos antiguos diseños tibetanos, cada uno de los cuales encierra un universo enciclopédico, que abarca deseo, venalidad, sabiduría, éxtasis y pasión.
Quizá «El libro rojo» merece un diagnóstico: Jung tenía envidia de las mándalas.