El número de personas de 50 o más años de edad que reportaron haber usado marihuana en el año previo subió de 1,9% a 2,9% de 2002 a 2008, según encuestas de la Administración de Servicios de Salud Mental
Por mucho tiempo una costumbre entre los jóvenes, el consumo de marihuana, la droga ilícita más popular de Estados Unidos, está creciendo ahora entre los ancianos, al envejecer la generación de posguerra.
En sus 88 años, Florence Siegel ha aprendido a relajarse: Una copa de vino tinto, un ejemplar del New York Times -si puede arrebatárselo a su esposo- y música clásica, preferiblemente Bach.
A eso agrega, cada noche sin fallar, una pipa con marihuana.
El número de personas de 50 o más años de edad que reportaron haber usado marihuana en el año previo subió de 1,9% a 2,9% de 2002 a 2008, según encuestas de la Administración de Servicios de Salud Mental.
El aumento fue más marcado entre las personas de 55 a 59 años, cuyo uso reportado subió de 1,6% en 2002 a 5,1% en 2008.
Los analistas esperan mayores incrementos a medida en que 78 millones de personas nacidas entre 1945 y 1964 envejecen. Para muchos de ellos, la marihuana nunca tuvo el estigma que tuvo para generaciones previas y la probaron desde hace ya muchos años.
Algunos la han usado desde entonces, mientras que otros están regresando al hábito en su edad de retiro, ya sea por recreación o para aliviar los dolores de la vejez.
Siegel camina con un bastón y padece de artritis en la espalda y las piernas. Dice que la marihuana le ha ayudado a dormir mejor que las píldoras que solía tomar. Afirma que no puede entender por qué todas las personas de su edad no están fumándola.
«Se están perdiendo buenos tiempos y mucho alivio», dijo.
Defensores del uso de la marihuana dicen que políticamente el número de consumidores ancianos pudiera representar un cambio importante en la larga lucha para cambiar las leyes.
«Durante mucho tiempo, nuestros oponentes políticos eran los estadounidenses más viejos, no familiarizados con la marihuana y que la consideraban muy peligrosa», dijo Keith Stroup, fundador y abogado de NORML, un grupo a favor de la marihuana.
Muchos dicen que la droga alivia problemas de la vejez, como dolores, glaucoma, degeneración macular y otros. Pacientes en 14 estados están protegidos por las leyes de marihuana medicinal, pero los otros la compran o cultivan ilegalmente.
Entre ellos está Perry Parks, de 67 años, un piloto militar retirado que sufre artritis y una enfermedad degenerativa de la columna. Dice que ha probado toda suerte de medicamentos, desde Vioxx hasta esteroides, sin resultado. Hace dos años decidió probar con la marihuana y dice que le sorprendió lo bien que le aliviaba el dolor.
«Me di cuenta de que podía vivir sin narcóticos (legales)», dijo Park, refiriéndose a los analgésicos por receta.
«Esencialmente estoy libre de dolor».
El Nacional