A Elisabeth Badinter, decana del pensamiento intelectual francés, le encanta contradecir la mentalidad de su época. En el curso de los últimos 30 años, ha cuestionado la idea del instinto maternal y culpado a las feministas de inventar el concepto de la «victimización» de las mujeres.
Su grito de guerra más reciente: defender a las mujeres de la presión de ser «la madre perfecta», e incluso de ser madre en primer lugar.
«Las vidas de las mujeres se han vuelto más difíciles en los últimos 20 años», dijo Badinter en una entrevista. «La vida profesional es cada vez más difícil, cada vez más estresante y poco atractiva y, por otro lado, hay una acumulación de nuevos deberes morales que pesan sobre las mujeres».
Su nuevo libro, publicado en Francia, ha causado revuelo entre ambientalistas, políticos, académicos y madres.
En él, Badinter argumenta que el idealismo de la política «ecologista» y una idea romantizada del naturalismo están llevando a las mujeres en dirección contraria a las trayectorias profesionales y de vuelta al hogar.
«Casi sin darnos cuenta, ha habido una revolución en nuestro concepto de la maternidad», escribe. Y esta revolución, en opinión de Badinter, ha coartado la libertad de las mujeres y dañado sus perspectivas profesionales.
En «Le Conflit: la Femme et la Mere» (El conflicto: La mujer y la madre), sostiene que la política de los últimos 40 años ha producido tres tendencias que han afectado el concepto de la maternidad, y, como consecuencia, la independencia de las mujeres. La primera es lo que resume como «ecología» y el deseo de volver a tiempos más sencillos; la segunda, una ciencia conductista basada en la etología, el estudio de la conducta animal; y por último, un feminismo «esencialista», que elogia la lactancia y la experiencia del parto natural, a la vez que desprecia los medicamentos y las hormonas artificiales, como la anestesia vía epidural y las pastillas anticonceptivas.
Las tres tendencias, afirma Badinter, crean una enorme culpa en una mujer que no puede estar a la altura de un ideal falso.
Badinter, de 66 años, dice que el bebé actualmente se ha convertido en «el mejor aliado del dominio masculino».
Debido a que Badinter es la voz más prominente del país sobre los temas feministas, sus obras producen respuestas a veces acaloradas. Edwige Antier, pediatra, autora y legisladora gubernamental, llamó a Badinter una «feminista primigenia que sabe muy poco de las esperanzas de las madres jóvenes de hoy» y quien «no quiere reconocer la maternidad».
Badinter cree que las nuevas presiones sociales son difíciles de resistir para muchas mujeres. La madre «ecológica», dice, es presionada para que amamante a su bebé por razones tanto etológicas como ambientales (los biberones de plástico) y que use pañales lavables en lugar de desechables; en otras palabras, que se deshaga de los inventos «que han liberado a las mujeres».
Ella es madre de tres hijos. «Soy una madre mediocre, como la vasta mayoría de las mujeres, porque soy humana, no soy gata», dijo.
¿Amamantó a sus hijos? Un poco molesta, se negó a contestar.