Del 12 al 13 de junio del 2000 tuvo lugar en Herndon, Virginia, Estados Unidos, un «workshop» titulado «Scientific Evidence on Condom Effectiveness for Sexually Transmitted Disease (STD) Prevention», para examinar la evidencia científica en lo que respecta al preservativo. En él participaron varias agencias federales de esta nación, que prepararon el resumen que contiene las conclusiones de esas reuniones. Dicho resumen no fue emitido hasta un año después.
El propósito de estas reuniones de expertos durante las cuales ellos examinaron los estudios sobre el preservativo, era responder a la pregunta: «¿Cuál es la evidencia sobre la efectividad del preservativo de látex que usan los hombres para impedir las enfermedades de transmisión sexual (ETS) durante las relaciones sexuales vaginales?» La respuesta que ellos mismos dan en dicho resumen es : «En general el panel encontró que la información epidemiológica que ha sido publicada es inadecuada para responder definitivamente a la pregunta que se hicieron los participantes» . Sin embargo, las organizaciones antivida que promueven el uso del preservativo como «sexo seguro», se han vanagloriado de que el ya mencionado resumen confirma sus reclamos ; pero no han comentado sobre ciertos hechos muy importantes con respecto a estos estudios, quizás porque sus argumentos a favor del preservativo perderían credibilidad. Examinemos algunos de estos hechos.
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Primeramente, todos los estudios que revisaron los expertos sólo se referían a las relaciones heterosexuales vaginales y el mayor riesgo de contagio de SIDA lo presentan las relaciones sexuales anales. Por añadidura, no se informó sobre cuántas veces las parejas heterosexuales de los estudios llevaron a cabo el acto sexual antes de que les fallara el preservativo.
Se examinó la eficacia de un solo tipo de preservativo «el preservativo masculino de goma látex natural».
El resumen del ya citado estudio admite lo siguiente sobre la efectividad del preservativo para impedir las enfermedades de transmisión sexual:
Con respecto al contagio de la gonorrea, la clamidia, la trichomoniasis, la sífilis, el herpes genital y el virus de papiloma humano (HPV por sus siglas en inglés); en lo que concierne a las mujeres cuyos compañeros sexuales usan el preservativo, no existen pruebas científicas de su efectividad. En lo que concierne a los hombres que usan el preservativo, éste tiene cierta efectividad contra la gonorrea, pero ninguna con respecto a las demás enfermedades de transmisión sexual, ya mencionadas.
El panel que revisó los estudios sobre el preservativo concluyó que «Basándose en un análisis…de los estudios publicados, los hombres y las mujeres que siempre utilizan el preservativo, reducen significativamente el riesgo…» de infectarse con el virus del SIDA. Recordemos que en el mismo documento ya el panel había admitido que la «información epidemiológica» que ellos examinaron era inadecuada; y que el propio panel afirmó que «es importante hacer una distinción entre la eficacia del preservativo, que es la protección que los usuarios recibirían bajo condiciones ideales, y su efectividad, que es la protección que provee el artefacto bajo condiciones reales…su eficacia depende de las características de éste y su efectividad de las del usuario». En otras palabras, las conclusiones se basaron en el uso perfecto del «mejor» preservativo, «usado consistente y correctamente».
El panel también añadió «Puesto que no es posible observar directamente ni registrar objetivamente el uso del preservativo, todos los estudios tienen que depender de lo que informan sus usuarios (lo cual) es una fuente potencial de errores». Esto se debe a que «las personas podrían no recordar bien las circunstancias». Y «en la mayoría de los estudios, la habilidad para documentar el hecho de que una persona estuvo expuesta al contagio de una enfermedad con respecto al uso del preservativo, no presentaba seguridad».
No se evaluó en ninguno de los estudios que examinó el panel, en qué proporción los preservativos se resbalan o se rompen cuando los utilizan los adolescentes sexualmente activos de menos de 18 años de edad. Sin embargo, «los adolescentes y los jóvenes adultos son los que más riesgo corren de infectarse por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS)».
El panel evaluó la posibilidad de infección de sólo 8 de alrededor de 25 tipos de ETS VIH, chancro, herpes genital, virus de papiloma humano (HPV por sus siglas en inglés), gonorrea, sífilis, trichomoniasis y clamidia. «La mayoría de estas infecciones causan enfermedades sin síntomas (asintomáticas) o presentan muy leves síntomas».
Al afirmar que el preservativo de goma látex natural «reduce» el riesgo de contraer SIDA, no se tomó en cuenta el hecho de que ciertas enfermedades de transmisión sexual (de las cuales el preservativo no protege), aumentan el riesgo de contraer el SIDA. Puesto que muchas de esas enfermedades son asintomáticas, las personas infectadas pueden transmitirlas sin saberlo, poniendo de este modo a sus «compañeros» sexuales en un mayor riesgo.
Aún en el caso de que se use el «mejor» preservativo (supuestamente el de goma látex natural), perfectamente y en absolutamente todas las relaciones sexuales vaginales, este reduce el riesgo de contraer SIDA sólo en «aproximadamente un 85%». Es decir, que aún en ese caso, 15 de cada 100 personas quedarán infectadas. Y por supuesto, debido a la falsa seguridad que les dará el preservativo, muchas más se arriesgarán a contagiarse.
Promover el preservativo como «sexo seguro» o «sexo más seguro», sabiendo que solamente «reduce» en un 85% el riesgo de contraer el SIDA; sin explicar que se trata sólo del uso bajo todas estas estrictas condiciones; es como recomendar una linea aérea cuyos pasajeros llegan a su destino vivos sólo en un 85% de los vuelos, ocultándoles este hecho.
Por último, más de 10,000 médicos y otros profesionales de la medicina, representados por cuatro grupos cuyos dirigentes se reunieron en Washington DC, el 24 de julio del 2001; han acusado a los Centers for Disease Control – Centros para el control de las enfermedades de Estados Unidos (CDC), de «haber ocultado sistemáticamente y mal interpretado (deliberadamente) información médica vital sobre la inefectividad de los preservativos para impedir el contagio de las ETS».Y añadieron que «el hecho de que el CDC se negó a tomar en cuenta investigaciones clínicas, ha contribuido a la epidemia masiva de ETS». Estos individuos y las organizaciones que representan, alegan que tienen «extensas evidencias» al respecto, y han solicitado:
La renuncia del Dr. Jeffrey P. Koplan, Director del CDC
Que la FDA (Food and Drug Administration – Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos) exija que se pongan etiquetas que digan la verdad sobre la efectividad del preservativo.
Que el CDC y otras agencias federales de salud y todos los que reciben fondos federales, cumplan con la ley que requiere el dar información sobre el preservativo basada en estudios clínicos.
Que el Depto. de Salud y Servicios Humanos (Dept. of Health and Human Services) les retire los fondos del gobierno a todas las agencias gubernamentales, contratistas u otras entidades e individuos que reciben dichos fondos, y cuyos materiales educativos y de promoción del preservativo (inclusive en el Internet), no cumplan con la ya mencionada ley.
Que el Congreso de Estados Unidos lleve a cabo una investigación sobre el hecho escandaloso de que el CDC ha ocultado información vital para la salud de la mujer.
Magaly Llaguno | Vida Humana Internacional, Sección hispana de Human Life International