No hay trabajo, ni dinero, ni casa, pero al menos hay amor, ¿verdad? Una familia o una pareja puede brindar consuelo al tiempo que las inversiones se desploman y el dinero escasea. Bueno, tal vez no.
Así como las compañías se contraen, la gente puede encontrar que sus relaciones también lo hacen. Los presupuestos, los hábitos y la dinámica de género en el hogar están en proceso de cambiar ahora que una recesión global aprieta con más fuerza.
«Hoy en día, las familias experimentan todo tipo de presiones que no existían antes y simplemente tienen que hacer ajustes para que las cosas funcionen», dijo David Popenoe, director del Proyecto Nacional del Matrimonio, en la Universidad Rutgers, a Jennifer Conlin de The New York Times.
Las mujeres que consideraban una bendición tener una pareja rica y poderosa que trabajaba en el mundo de las finanzas ahora tienen que hacer recortes dolorosos en sus salidas de compras, cenas fuera de casa o niñeras para sus hijos, escribió Ravi Somaiya, de The Times.
Algunas afirman que el hombre en su vida se ha vuelto exigente y dependiente, mientras otras se quejan de que las ignora.
Algunas de estas mujeres organizaron un grupo que llamaron «Dating a Banker Anonymous» (Novias de banqueros anónimas), sólo parcialmente en broma, en el cual hablaban de cómo lidiaban con los impactos personales del trastorno financiero.
Dawn Spinner Davis es una de ellas. Su esposo, administrador de mercado de dinero de 28 años, dejó de jugar golf, que antes era su pasión. «Uno de sus mejores amigos me dijo que mi trabajo ahora es mantenerlo tranquilo e impedir que se muera a los 35 años», dijo Davis, de 26 años.
El colapso económico ha obligado a algunas mujeres a asumir el papel del sostén principal de la familia, escribió Catherine Rampell, de The Times. De ser amas de casa de tiempo completo, mujeres como Nasreen Mohammed, en California, se han convertido en empresarias de tiempo completo cuando sus esposos pierden su empleo. Mohammed actualmente tiene una
guardería en su hogar.
«Las cosas no son felices en la casa si le echo la culpa todo el tiempo», dijo sobre esposo, quien había trabajado en marketing y ventas.» Sé que hace su mejor esfuerzo».
Algunos hombres resultan tan psicológicamente afectados por la pérdida de su empleo que los psiquiatras afirman que ha habido un aumento en el número de hombres que buscan ayuda, escribió Hannah Seligson en The Times.
«Gran parte de tu ego está vinculado con tu trabajo», expresó Jonathan Steur, de 43 años, quien perdió su empleo en una compañía de investigación en Nueva York. «No puedo deshacerme de la mentalidad de que yo debo ser el sostén de la familia».
Algunas cabezas de familia han encontrado que la mejor manera de mantenerla es vivir lejos de sus seres queridos. Peter Janoff trabaja para una compañía de administración de propiedades en Brasil, mientras su esposa y dos hijos adolescentes viven en Larchmont, suburbio de Nueva York.
No obstante, todos los números y datos negativos pueden contener un efecto positivo. Los servicios casamenteros reportan que el interés en buscar una pareja ha aumentado hasta un 40 a 50 por ciento, escribió Abby Ellin de The Times.
«Cuando no estás seguro qué te depara el futuro, el amor parece mucho más importante», señaló Pepper Schwartz, profesora de sociológiá en la Universidad de Washington, en Seattle.