En el Día Mundial del Síndrome de Down se buscan nuevas oportunidades para quienes lo padecen.
SD. Emelin tiene seis años. Tan pronto ve al fotógrafo, deja de pintar y posa. Con palabras entrecortadas susurra: «quisiera ser doctora». A pesar de padecer Síndrome de Down, como toda niña, sueña con una profesión.
Aunque muchas empresas dominicanas no están «preparadas» para emplear a alguien con esta alteración genética, la Asociación Dominicana de Síndrome de Down (ADOSID) trabaja en un proyecto de inserción laboral.
«Infotep podría ayudar aceptándolos en determinados cursos para desarrollar habilidades que ya tienen… Aprenden un oficio y pueden insertarse al ámbito laboral», dice Pilar Casaño, directora de ADOSID.
Conoce a jóvenes que trabajan. Uno es digitador en una entidad pública y otro es encargado de fotocopias en una empresa. Considera que muchos podrían ser mensajeros, panaderos y reposteros.
En el mismo local de ADOSID hay una vitrina con bisuterías hechas por las niñas que estudian allí.
Sí, porque la institución, reconocida por la Secretaría de Educación, además de darles apoyo pedagógico, imparte clases de pedrería, computadora y cocina.
Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 700 nacidos en el mundo padece de Síndrome de Down. Casaño asegura que si hay apoyo de los padres, esas «personas especiales» pueden superarse.
Mariela Mejía | Diario Libre