En todo el mundo, los delincuentes están vendiendo, con fines de lucro, a otras personas. Las mujeres y las niñas vulnerables constituyen la mayoría de las víctimas de la trata de personas, especialmente las sometidas a la degradante explotación sexual.
Las víctimas de la trata son engañadas y sometidas a servidumbre con la falsa promesa de un trabajo bien remunerado. Los migrantes que atraviesan las aguas mortíferas de los mares y las arenas ardientes de los desiertos para escapar de los conflictos, la pobreza y la persecución también corren el riesgo de ser víctimas de la trata. Las personas pueden encontrarse solas en un país extranjero donde se ven privadas de sus pasaportes, endeudadas a la fuerza y explotadas como mano de obra. Los niños y los jóvenes pueden sentir que se les roba la vida, se les impide recibir una educación y que se frustran sus sueños. Se trata de una agresión contra sus libertades y sus derechos humanos fundamentales.
Las redes delictivas que se dedican a la trata prosperan en los países en que el estado de derecho es débil y la cooperación internacional, difícil. Hago un llamamiento a todos los países para que combatan el blanqueo de capitales y firmen y ratifiquen las convenciones de las Naciones Unidas contra la corrupción y la delincuencia organizada transnacional, incluido el protocolo contra la trata de personas de esta última convención.
También debemos prestar una asistencia significativa a los necesitados, que incluya la protección y el acceso a la justicia y los recursos. Aplaudo a los donantes que han hecho posible que el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Trata de Personas preste asistencia a miles de personas. Al mismo tiempo, insto a que se hagan mayores contribuciones para ayudar a que los muchos millones de otras víctimas de este delito sigan adelante con sus vidas.
Todos los países deben aunar esfuerzos para superar esta amenaza transnacional apoyando y protegiendo a las víctimas sin dejar de perseguir y enjuiciar a los delincuentes. En el Día Mundial contra la Trata de Personas, tomemos la decisión de actuar de común acuerdo en nombre de la justicia y la dignidad para todos.
Ban Ki-moon
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